Puede que un día este tipo de películas antiguas te absorba la mente y ya pases a ser un adicto a ellas. Entonces, incluso viendo alguna regular serás capaz de valorarla algo en exceso. En realidad es que te gustará más por lo que representa que por lo que ofrece.

Esta aventura es también una investigación de esas que en la serie B del cine negro pasaría por la de un amigo, de profesión “tal” (como puede ser policía o investigador privado, aquí es un buzo), se encabrona porque su socio y amigo del alma ha muerto en extrañas circunstancias y cada vez más sospechosas. También habrá su mafia y demás aliños de violencia pero el marco de la acción en vez de las calles, pasa a ser el mar.

Las imágenes no son buenas y la cinta parece estropeada por el paso del tiempo, se hace decadente y oscura, lo que extrañamente la da más encanto. La investigación se argumenta bien pero da muchas vueltas en prolegómenos y trámites; el caso es que por encima de todo queda ese aire de aventura de tiempos pasados. Está el mar y su tenebrosa profundidad, donde aún quedan tesoros y misterios sin resolver.