Click here to copy URL
Antonio Morales rating:
2
Comedy Pepi is raped by the policeman who catches her growing marijuana in her apartment. She seeks revenge by getting his masochist wife to leave him.
Language of the review:
  • es
June 17, 2016
12 of 22 users found this review helpful
Los incondicionales del Manchego, están de enhorabuena, ayer pudimos asistir al pase por televisión en “primetime”, al prodigio de un acontecimiento increíble y descomunal, una concatenación de sandeces e improperios en medio de una pretendida historia de amistad entre tres amigas que dan título a esta obra maestra de lo cutre, donde no falta el sexo burdo mezclado con una retahíla de chistes calamitosos, lluvia dorada, mamadas irrefrenables, transexuales, situaciones inconexas y ridículas, el pobre Felix Rotaeta ejerciendo de policía y marido maltratador. La polifacética y entonces adolescente Alaska nos brinda una actuación sublime con el “rock and roll”, “Eres una marrana, no me da la gana ”, pues luego llegarían letras y canciones más comerciales, “ A quién le importa”, “Bailando” pero menos ingeniosas… y cultas. Que la gran Carmen Maura se prestara a este engendro infecto. Nunca veo el cine con prejuicios de ningún tipo, pero a mi este cine no me parece ni atrevido, ni desinhibido, ni libre, ni experimental, en todo caso un experimento deleznable.

Este bodrio infumable del ínclito Almodovar, significó su debut estelar en lo que sería su aclamada carrera cinematográfica, de su personal e intransferible tipo de cine, fue el genuino fruto e ilustrador retrato de aquella época, alentado por unos cuantos frikis del mundo del espectáculo y el teatro, y en cierto modo, popularizado por unos cuantos periodistas musicales de varias emisoras madrileñas, capitaneadas por Radio3, del que yo era un joven y encandilado fan musical, tipos como Jesús Ordovás y Ramón Trecet, descubrían grupos como Radio Futura, Los secretos, Alaska y los Pegamoides, El aviador Dro y su obreros especializados y como no, Almodovar y McNamara. Pero no sólo pinchaban música de aquí, también pinchaban a Police, Los Ramones, Dire Straits o Supertramp. Fue un movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la transición democrática de la España posfranquista, subvencionados en gran parte por el ayuntamiento de Madrid, gobernado por el socialista Tierno Galván, un viejete “guai” que conectaba con la modernidad del mundillo gay, punk y otras tribus sociales que le daban al canuto cantidad, que se prolongó hasta finales de los 80 en lo que se denominó: la nueva ola madrileña.

La movida de la post-modernidad, fue el encumbramiento de un hombre que hacía películas amateur y que, por extraños designios o por caprichos del vaivén de la moda rodó un film desmañado que fue recibido con entusiasmo por algunos grupos de espectadores de presumible vocación masoquista, que consiguió encandilar más adelante a franceses y americanos con sus melodramas desaforados, de estética folclórica y desvergonzada, pero eso es otra historia. En cuanto a este esperpento, es un batiburrillo amateur infecto, una macedonia de situaciones grotescas, una cinta en súper 8, vulgar, grosera, irreverente, guarra, soez, mediocre, casposa, hortera, mojigata con argumento de marujas. Todos ellos, ahora famosas estrellas del mundo del espectáculo, forman parte de la flor y nata social del mundillo artístico. Personajes patéticos con un Almodóvar como maestro de ceremonias, presentando y comprobando alucinado a ver quien la tiene más grande… ¡Bravo Pedro! No puedo entender cómo no te dieron para esta obra de arte una merecida y generosa subvención. Por supuesto que puede hacer el cine que quiera, pero los espectadores también podemos criticar lo que no nos guste de ese cine, a pesar de que una cierta mayoría pretenda que debemos aplaudirla.
Antonio Morales
Did you find this review interesting and/or helpful?
arrow