El tema: vida alienígena, siempre ha sido un gran atractivo dentro del cine de ciencia ficción. A los seres humanos nos cuesta aceptar que estemos solos en la inmensidad de la nada. Que hayamos sido apenas un accidente anecdótico en la gran obra de la creación. Cuando me dispuse a ver THE LAST DAYS ON MARS me asaltó la natural curiosidad por ver como sus creadores iban a “interpretar” la ya bastante manoseada hipótesis de vida extra terrestre, y sí ésta volvía a quedar atrapada en un maniqueísmo poco creativo, ya sea presentándolos como malos, o por el contrario, como muy buenos al estilo del empalagoso ET de Spielberg. La verdad es que la película devino en algo prosaico y sin apenas grandeza, es más, la exploración sobre la nueva vida terminó decantándose por unos zombis espaciales que sin ton ni son desarrollaron un instinto asesino y destructivo un tanto inexplicable. Otro intento fallido que sigue menospreciando la gran herencia dejada por el gran Kubrick en su celebrada: ODISEA DEL ESPACIO.