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Vivoleyendo rating:
8
Comedy. Romance A comedy about a rich kid from Andalusia who passes himself off as Basque in order to win the heart of the only woman who ever resisted his charms. Rafa (Dani Rovira) has to travel to the north of Spain to follow Amaia (Clara Lago), a basque girl he has met in Seville, despite of the advisements of his friends, who think he will fail in his attempt to seduce Amaia. The movie has been compared with the 2008 French comedy "Bienvenue chez ... [+]
Language of the review:
  • es
March 21, 2014
24 of 33 users found this review helpful
Ahora que el cine está más barato, merece la pena aprovechar. Y como en el Cinebox del centro comercial Aqualon Puerto de Huelva la sesión hoy estaba a 4.90 euros (el día del espectador llega a estar a 3.70), y lo prefiero a la excesiva masificación del nuevo centro de ocio Holea, que tiene el fastidioso tirón de la novedad, pues hacia el Aqualon tiramos, y elegimos "Ocho apellidos vascos".
No nos hemos arrepentido en absoluto, pues nos hemos reído a carcajadas junto con el resto de los espectadores, que eran más de los que esperaba. Por suerte no había ningún metepatas en la sala de los que meten ruido y se burlan de la película, de esos que te crispan los nervios.
El choque y el antagonismo de los prejuicios "andaluz vs vasco" es satirizado en una serie de situaciones irónicas y descacharrantes propias de la buena comedia de enredos que deconstruye tópicos.
En un típico bar sevillano de tablao flamenco Amaia, una vasca recalcitrante con malas pulgas, conoce a Rafa, un saleroso sevillano no menos acérrimo, y entre ellos saltan las chispas en una noche de vapores etílicos. Cuando Amaia regresa a su tierra, él en un impulso decide ir a buscarla para devolverle el bolso que ella se dejó olvidado...
Diálogos que te sacuden el estómago a base de risas con ese humor alocado como un huracán de ingenio y grandes interpretaciones, y sana crítica a los estereotipos de la identidad geográfico-social-cultural, a las rivalidades y rencillas entre comunidades y a la manía de juzgar a los de ciertos lugares por los raseros nacionalistas.
Hasta que se conoce no ya al vasco o al sevillano o al cacereño, sino a la persona, y entonces va dando igual de dónde proceda, porque el corazón tiende a olvidar las diferencias y a encontrar los rasgos que unen a la gente que transita por los extraños y universales caminos del amor.
Vivoleyendo
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