House fue una serie provocadora en su primera temporada, un shock, ¿de qué va? ¿Quién es este personaje? ¿Lo admiramos o lo odiamos? Sherlock Holmes se pasaba a la medicina, con un Watson particular (el doctor Wilson, el amigo que todos querríamos tener, el que te ayuda a conseguir a la chica y el que siempre te dejará el sofá cuando estés en la cuneta) y todo el mundo se quedó boquiabierto.

Un equipo de guionistas de primerísimo nivel (que incluye a lumbreras tales como Campanella, todo un lujo para la pequeña pantalla) se puso las pilas y en la segunda temporada incluso se aburguesó. La fórmula apenas cambiaba, pero los personajes eran tan interesantes (las relaciones sentimentales, el papel de Foreman como ese futurible House en el que teme convertirse, etc). Entonces, justo cuando su formato de 40 minutos y el agotamiento del éxito parecía amenazar, esos duendes de las teclas han seguido dando motivos para que la serie sea adictiva.

Sin embargo, con todo, el gran éxito de la creación de David Shore es Hugh Laurie, que está ahora mismo en el bendito problema que todo actor querría en el fondo tener, un personaje tan brillante que algunos incluso confunden las personalidades. Laurie ha hecho una performance tan brillante que sobran los adjetivos, buena parte del éxito es suyo, a pesar de estar muy bien acompañado.

Un ejemplo de lo que algún crítico ha apuntado, el mejor cine se está haciendo en televisión.