... es la primera palabra que se me pasa por la cabeza tras terminar de ver este film, no recuerdo una historia así, tan provocadora, impactante, y el hecho de que tenga ya 50 años le da una dimensión de pieza única y cuasiperdida que gracias a Scorsese tenemos la posibilidad de ver.
Realmente, no me extraña que este film guste tanto a Scorsese, de hecho, a pesar de la crudeza y vigor de su estilo narrativo, esta película surcoreana posee tales dosis de nitroglicerina, que hasat Scorsese pude parecer un blandengue.
La historia, entre tremendista y sórdida está excepcionalmente filmada, con un pulso narrativo increcendo, que pasa del drama clásico, al terror más contemporáneo, con un triángulo amoroso y enfermizo donde destaca la doncella Eun-Shim Lee, que tal pavor inflingió a los espectadores, que no volvió a trabajar en el cine.
De hecho la película degenera tanto, que a pesar de tener un final tipo "La mujer del cuadro", casi que lo esperas, porque piensas que una historia así en 1960 parece inconcebible.
Obligatoria, necesaria, imposible que pase desapercibida, o que te olvides de ella, y solo por su transgresión, sorpresa y su maestría a la hora de ser rodada, le pongo un 10, más con el corazón, que con la razón.