Night of the Living Dead fue un hito en lo referente a la cultura Pop. Significó el despertar de los muertos en la gran pantalla y una cinta de culto que aún hoy en día es reverenciada como clásico de todos los tiempos. Sin embargo, los años pasan y la humilde cinta original de 1968 se vuelve un poco más difícil de entender.

Los tiempos de la lucha racial en estados Unidos se ven distantes y el nombre de Luther King se pierde en la memoria de la gente. La amenaza de la guerra fría hace mucho se ha temperado y el miedo a la radiación atómica es un guiño a tiempos remotos. Es aquí la relevancia del Remake del 1990.

Como película, podemos discutir si fue mejor a peor que la original, pero es innegable que fue esta adaptación la que despolitizó el género de los no-muertos y los emancipó de la crítica social arraigada a temas como el capitalismo o los valores Estadounidenses.

Esta cinta, aún siendo un Remake, posee un valor agregado al actualizar un concepto antiguo y presentarlo en tiempos "modernos" sin perder un ápice de su esencia necrófaga. Es un digno heredero del concepto Romeriano y no tiene nada que envidiar a la cinta original.