Un entretenimiento del tipo "cine negro" (como si estuviéramos viendo una de Alain Delon), es una "remake" francesa de una película norteamericana de los años 70 ("Fingers", de James Toback, con Harvey Keitel). Una buena realización y excelente actuación de Romain Duris (como Thomas Seyr) que me hizo preguntarme a lo largo del filme "¿para qué?". Pues aparte del entretenimiento efectista y a cada momento sorprendente, violento, sobre prácticas truchas y vocación sublime superpuesta, la película parece querer demostrar que hay estilos de vida que son incompatibles con una vocación de ese tipo. El antihéroe lo demuestra, digamos, "por la contraria", es decir, muestra lo que no puede hacerse. Una encantadora chinita (o más bien vietnamita, Lin Dan Pham, como Miao Lin) hace de contraste y modelo del estilo de vida apropiado.