La octava era la vergüenza ajena hecha película y era muy difícil creer que se podría hacer algo peor. Pues bien, ésta novena parte no sólo es peor, es un verdadero atentado a la inteligencia del espectador y una inmunda mancha en el género del terror y en la saga tan popular como infame gracias a sus genéricas secuelas.

El argumento de ésta película sólo puede describirse como una verdadera imbecilidad, incluso hubiera sido mejor que tiren por la fácil y que vuelva Jason por que sí a matar adolescentes en celo en el campamento (lo poco que sale de esto en la película sería “lo mejor”, o dicho de otra forma, lo menos peor). ¿Qué necesidad había de toda esa trama paranormal, bicho incluido, para justificar una nueva ola de asesinatos? Y para variar, Jasón casi ni sale en toda la película y en sus pocas escenas podemos ver al que debe ser su peor encarnación, un monstrenco patéticamente maquillado con la deteriorada máscara incrustada en la cara y con unos pocos pelos en la cabeza. Si lo querían hacer más atemorizante e imponente han fallado rotundamente.

Para ésta innecesaria novena parte no hubo más motivación que el dinero, la New Line Cinema al adquirir los derechos de la saga de Paramount pudo mejorar todos los fallos de la saga pero en vez de eso prefirieron rodar la primera subnormalidad que se les ocurrió para forrarse rápido, y pues pasa lo que pasa.