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Servadac rating:
8
Documentary Filmmakers discuss how Francois Truffaut's 1966 book "Cinema According to Hitchcock" influenced their work.
Language of the review:
  • es
April 9, 2016
29 of 33 users found this review helpful
Un buen porcentaje de los lectores del libro ‘El cine según Hitchcock’ que acudan a ver ‘Hitchcock / Truffaut’, lo harán con la opinión preconcebida de que van a ver un trabajo correcto que no aportará nada nuevo o diferente a la joyita "provocada" por Truffaut. Yo mismo entré en el cine repitiendo para mí, como en un mantra: “Qué buen documental, pero es que el libro…”. Afortunadamente, nunca se sabe lo que puede acontecer en una sala oscura.

A los cinéfilos que no hayan leído aún ‘El cine según Hitchcock’ les animo a que lo hagan. Participarán en una orgía de amor incondicional al cine en su variante de culto por la imagen. Un libro de consulta y relectura obligatorias.

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‘Hitchcock / Truffaut’ es, en esencia, diálogo a tres bandas.

En primer lugar tenemos la voz profunda y socarrona de Alfred “Hitch”. Esa voz, inconfundible, inimitable (lo siento por Anthony Hopkins y Gervasi), que en sí ya es mito-celuloide. Algo así como escuchar la voz de una sibila cadenciosa y masculina.

En segundo lugar, contamos en la cinta con las opiniones de Wes Anderson, Olivier Assayas, Peter Bogdanovich, Arnaud Desplechin, David Fincher, James Gray, Kiyoshi Kurosawa, Richard Linklater, Paul Schrader y Martin Scorsese.

Kent Jones lo deja meridianamente claro. Aquí no se entrevista ni a las rubias de Hitch ni a críticos sesudos: el cine está en la dirección. “Los actores, para mí, son igual que ganado”, nos dice sir Alfred en una sus frases lapidarias.

Son especialmente suculentas las intervenciones de Scorsese, con sus ojillos nerviosos y despiertos y sus dientes de avispado roedor. Kent Jones ha sabido ver que si el libro es un diálogo entre dos directores, la voz de otros directores sería un complemento idóneo y natural para sus páginas.

Pero la baza principal de la película no es otra que la imagen.

La imagen pensada, pulida y trabajada, de Alfred Hitchcock. Esa imagen imperfecta y subyugante, por la que el maestro inglés quizás vendiera el alma a Lucifer. Esa imagen vibrante e infecciosa, pastosa e íntima. La imagen-Hitch es un lugar de ensueño y emoción, un arquetipo impuro que hipnotiza.

Las imágenes de ‘Vértigo’, ‘Los pájaros’, ‘Psicosis’… con las que el director inglés alumbra “su afanoso sueño de sombras” y da vida “a esta corporeidad mortal y rosa / donde el amor inventa su infinito.”

Véanla(s). Y enfermen de buen cine.
Servadac
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