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Jose_Lopez_5 rating:
3
4.8
1,193
Drama. Action. Sci-Fi
Sean Connery leads a team of asteroid-battling astronomers in Meteor, one of the last and most unusual examples of the disaster movie craze of the 1970s. In this one, a killer asteroid named Orpheus threatens to collide with the Earth, and Connery must come up with a plan to stop it. Cold war politics date the picture a bit, but they also add some weight to the impending doom facing humanity. Like any good disaster flick, it's populated ... [+]
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- es
November 2, 2020
2 of 4 users found this review helpful
Los setenta fueron la década por excelencia del cine de catástrofes. Bueno, lo fue hasta que llegó Roland Emmerich en los noventa y la lio parda a su manera.
Tanto fue así que, veinte años antes de que Bruce Willis y sus amigotes se dedicasen a desviar asteroides en "Armageddon" (1998), y de que Morgan Freeman comandase a los EE.UU. para hacer frente a otra china espacial en "Deep Impact" (1998), la humanidad ya se las tuvo que ver con otro pedrusco con muy mala hostia. No obstante, por entonces la tarea recayó en un ex James Bond.
Con un presupuesto de $16 millones, "Meteoro" intentó convencer a los espectadores de la época de que un asteroide amenazaba a la Tierra, por lo que soviéticos y estadounidenses debían enterrar sus hachas de guerra para hacer uso de sus armas nucleares para salvar el planeta. Un argumento oportunista, que mezclaba la preocupación por el poder atómico (véase spoiler 1), el programa Ícaro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (véase spoiler 2) y, por supuesto, la reciente moda de la ciencia ficción espacial recuperada por George Lucas.
La película contó con un Sean Connery y una Natalie Wood que ya habían conocido tiempos mejores, pues al primero ya no le llovían las ofertas como en el pasado. Junto a ellos, rostros bien conocidos por el público estadounidense, caso de Martin Landau o Henry Fonda.
La historia es un desbarre en donde quedó claro que los guionistas sabían poco de asteroides y aún menos de aritmética o física. En consecuencia, las barbaridades científicas en las que se incurren son notables, algunas descubribles con una simple división (véase spoiler 3). Por supuesto que nadie espere tampoco ningún giro interesante ni diálogos de calidad, pues estos son burdos y superficiales hasta la extenuación. Los personajes, por su parte, son otro truño, adoleciendo de la profundidad de un charco, cuando no rayando en el ridículo (véase spoiler 4).
Aparte de esto, la cinta no escatima en situaciones que son puro cachondeo, caso de las fanfarrias insufribles, la afición del director por regodearse en algunas escenas (véase spoiler 5), el infantilismo de algunos momentos (véase spoiler 6), la reutilización de metraje (véase spoiler 7) o ese Connery que, estando al borde de la extinción humana, no piensa más que en bajarle las bragas a Natalie Wood (véase spoiler 8).
La película, en general, parece concebida para un espectador mayormente iletrado que se traga lo que le pongan en el plato, y cuyas emociones hay que conducir a golpe de fanfarrias cargantes y épica de cartón piedra.
A modo de anécdota, durante su rodaje despidieron a varios miembros del equipo de efectos especiales, ya que los resultados dejaban mucho que desear. Con el dinero sobrante tuvieron que rodar los efectismos que acabaron usándose, lo que contribuiría a explicar por qué son tan cutres incluso para su época.
En resumen, un Connery y una Wood apuntándose al cine de catástrofes sazonado con aires georgeluquianos. Sus $8 millones de recaudación mundial la hundieron en el fango. Se puede ver si se tiene claro a lo que se va, pero esto no vale un pimiento.
Tanto fue así que, veinte años antes de que Bruce Willis y sus amigotes se dedicasen a desviar asteroides en "Armageddon" (1998), y de que Morgan Freeman comandase a los EE.UU. para hacer frente a otra china espacial en "Deep Impact" (1998), la humanidad ya se las tuvo que ver con otro pedrusco con muy mala hostia. No obstante, por entonces la tarea recayó en un ex James Bond.
Con un presupuesto de $16 millones, "Meteoro" intentó convencer a los espectadores de la época de que un asteroide amenazaba a la Tierra, por lo que soviéticos y estadounidenses debían enterrar sus hachas de guerra para hacer uso de sus armas nucleares para salvar el planeta. Un argumento oportunista, que mezclaba la preocupación por el poder atómico (véase spoiler 1), el programa Ícaro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (véase spoiler 2) y, por supuesto, la reciente moda de la ciencia ficción espacial recuperada por George Lucas.
La película contó con un Sean Connery y una Natalie Wood que ya habían conocido tiempos mejores, pues al primero ya no le llovían las ofertas como en el pasado. Junto a ellos, rostros bien conocidos por el público estadounidense, caso de Martin Landau o Henry Fonda.
La historia es un desbarre en donde quedó claro que los guionistas sabían poco de asteroides y aún menos de aritmética o física. En consecuencia, las barbaridades científicas en las que se incurren son notables, algunas descubribles con una simple división (véase spoiler 3). Por supuesto que nadie espere tampoco ningún giro interesante ni diálogos de calidad, pues estos son burdos y superficiales hasta la extenuación. Los personajes, por su parte, son otro truño, adoleciendo de la profundidad de un charco, cuando no rayando en el ridículo (véase spoiler 4).
Aparte de esto, la cinta no escatima en situaciones que son puro cachondeo, caso de las fanfarrias insufribles, la afición del director por regodearse en algunas escenas (véase spoiler 5), el infantilismo de algunos momentos (véase spoiler 6), la reutilización de metraje (véase spoiler 7) o ese Connery que, estando al borde de la extinción humana, no piensa más que en bajarle las bragas a Natalie Wood (véase spoiler 8).
La película, en general, parece concebida para un espectador mayormente iletrado que se traga lo que le pongan en el plato, y cuyas emociones hay que conducir a golpe de fanfarrias cargantes y épica de cartón piedra.
A modo de anécdota, durante su rodaje despidieron a varios miembros del equipo de efectos especiales, ya que los resultados dejaban mucho que desear. Con el dinero sobrante tuvieron que rodar los efectismos que acabaron usándose, lo que contribuiría a explicar por qué son tan cutres incluso para su época.
En resumen, un Connery y una Wood apuntándose al cine de catástrofes sazonado con aires georgeluquianos. Sus $8 millones de recaudación mundial la hundieron en el fango. Se puede ver si se tiene claro a lo que se va, pero esto no vale un pimiento.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
1) Recuérdese el tratado para la reducción de armas nucleares SALT.
2) El proyecto Ícaro fue ideado en el MIT en 1968 para desviar asteroides de gran tamaño usando armas nucleares, siendo la idea (o excusa) que impulsó esta cinta. Su plan era lanzar seis bombas de hidrógeno, de 100 megatones cada una, en cohetes Saturno V. La premisa era que, llegado el momento, el desarrollo se hiciera invirtiendo el dinero que hiciera falta.
3) Algunas de las bobadas mostradas son francamente molestas y denotan, no solo una ignorancia sobresaliente de los juntaletras que escribieron el guion, sino un desprecio hacia el trabajo de documentación. Por ejemplo:
- De primeras, la NASA ya tiene astronautas a puntito de pisar Marte. Porque sí, porque son así de chulos.
- Las comunicaciones Tierra-Marte son instantáneas (a tomar por saco la velocidad de la luz).
- Las decisiones se toman al instante (la nave espacial que es desviada de su rumbo), aun cuando sean estúpidas (ubicarla al lado de un suceso potencialmente catastrófico).
- En el cinturón de asteroides no hay miles, sino cientos de miles (se sospecha que millones) de asteroides. Además, están tan repartidos que la probabilidad de impacto al atravesarlo es mínima. Nada que ver con lo que se muestra y se dice en la película.
- El asteroide de marras viaja distancias imposibles en un abrir y cerrar de ojos (desde el cinturón de asteroides a la Tierra en apenas 10 días y a 15.000 Km/h), y su iluminación es digna de un estudio fotográfico, a pesar de estar bien lejos.
- Los misiles nucleares vuelan en perfecta formación, lo que provocaría que la explosión de uno inutilizara a los otros.
- El asteroide es reducido a polvo, lo que es altamente improbable y muy dependiente de su composición.
- Hay cámaras por todas partes en el espacio registrando lo que sucede y mandándolo a monitores, aun cuando es imposible que puedan estar ahí (esto se aprecia durante la reorientación de las plataformas orbitales).
En fin, idioteces a granel. Y eso por no hablar de que la NASA jamás manejaría armas nucleares. En todo caso sería el Departamento de Defensa.
4) La irracionalidad militar es ya un clásico. Le sigue el científico super experto que actúa en solitario (007 no trabaja en equipo, qué cojones), o el presidente que toma decisiones por su cuenta (otro llanero solitario al estilo de Donald Trump). Y lo de la Wood pasando de telefonista a astrofísica ya es para mear y no echar gota.
5) La reorientación de las plataformas de misiles en órbita son ganas de gastar metraje tontamente.
6) La escena del físico soviético intentando hablar con su embajada derrocha una comicidad chirriante.
7) ¿Cuántas veces se muestra la misma escena de los misiles volando o del asteroide girando? Juraría que hay planos que llegan a repetirse hasta tres veces, si no más.
8) Se ve que al caballero le importaba poco eso de morir. La cuestión era sacarle punta a la zanahoria. Su cachondez no conoce límites.
2) El proyecto Ícaro fue ideado en el MIT en 1968 para desviar asteroides de gran tamaño usando armas nucleares, siendo la idea (o excusa) que impulsó esta cinta. Su plan era lanzar seis bombas de hidrógeno, de 100 megatones cada una, en cohetes Saturno V. La premisa era que, llegado el momento, el desarrollo se hiciera invirtiendo el dinero que hiciera falta.
3) Algunas de las bobadas mostradas son francamente molestas y denotan, no solo una ignorancia sobresaliente de los juntaletras que escribieron el guion, sino un desprecio hacia el trabajo de documentación. Por ejemplo:
- De primeras, la NASA ya tiene astronautas a puntito de pisar Marte. Porque sí, porque son así de chulos.
- Las comunicaciones Tierra-Marte son instantáneas (a tomar por saco la velocidad de la luz).
- Las decisiones se toman al instante (la nave espacial que es desviada de su rumbo), aun cuando sean estúpidas (ubicarla al lado de un suceso potencialmente catastrófico).
- En el cinturón de asteroides no hay miles, sino cientos de miles (se sospecha que millones) de asteroides. Además, están tan repartidos que la probabilidad de impacto al atravesarlo es mínima. Nada que ver con lo que se muestra y se dice en la película.
- El asteroide de marras viaja distancias imposibles en un abrir y cerrar de ojos (desde el cinturón de asteroides a la Tierra en apenas 10 días y a 15.000 Km/h), y su iluminación es digna de un estudio fotográfico, a pesar de estar bien lejos.
- Los misiles nucleares vuelan en perfecta formación, lo que provocaría que la explosión de uno inutilizara a los otros.
- El asteroide es reducido a polvo, lo que es altamente improbable y muy dependiente de su composición.
- Hay cámaras por todas partes en el espacio registrando lo que sucede y mandándolo a monitores, aun cuando es imposible que puedan estar ahí (esto se aprecia durante la reorientación de las plataformas orbitales).
En fin, idioteces a granel. Y eso por no hablar de que la NASA jamás manejaría armas nucleares. En todo caso sería el Departamento de Defensa.
4) La irracionalidad militar es ya un clásico. Le sigue el científico super experto que actúa en solitario (007 no trabaja en equipo, qué cojones), o el presidente que toma decisiones por su cuenta (otro llanero solitario al estilo de Donald Trump). Y lo de la Wood pasando de telefonista a astrofísica ya es para mear y no echar gota.
5) La reorientación de las plataformas de misiles en órbita son ganas de gastar metraje tontamente.
6) La escena del físico soviético intentando hablar con su embajada derrocha una comicidad chirriante.
7) ¿Cuántas veces se muestra la misma escena de los misiles volando o del asteroide girando? Juraría que hay planos que llegan a repetirse hasta tres veces, si no más.
8) Se ve que al caballero le importaba poco eso de morir. La cuestión era sacarle punta a la zanahoria. Su cachondez no conoce límites.