Tercera película que veo del director y tercera que me pasa algo parecido aunque quizá esta sea la que más me ha gustado.

En esta ocasión hace una notable crítica a la burocracia y sobretodo contiene un trabajado mensaje sobre aprovechar la vida, la rutina que puede ser esta, echar la vista atrás y aprovechar el tiempo. El protagonista es un funcionario al que le diagnostican un cáncer sin cura posible y le dan (o más bien él es consciente de que le quedan) pocos meses de vida. Entonces se da cuenta de que ha tirado su vida entre el trabajo, su casa y volcado en un hijo que no lo valora.

La película a pesar de ser en conjunto preciosa y compleja, resulta por momentos (y aunque parezca mentira dicho todo lo anterior) simplista, reteirativa y difícil de digerir por entre otras cosas sus "particuliaridades" ya no digo del director sino que veo en otras películas e incluso series japonesas. Repetir muchas cosas como si el espectador fuera tonto, primeros planos de caras ultra histriónicas e hiper sobreactuadas que ponen nervioso y resultan desesperantes (no sólo a mi, a la joven "amante" también le pasaba con el protagonista) junto a un excesivo, al límite de tedioso, metraje. Por suerte, estos defectos como digo son no constantes sino por momentos y en el conjunto prevalecen sus numerosas y destacables cualidades. Lo malo la priva de ser una obra maestra, lo bueno gana en la balance, crece con el paso de las horas y en el recuerdo, la convierte en una como mínimo, buena, puede que incluso una notable película. La secuencia final es simplemente sublime y eleva más si cabe su mensaje.

Nota: 6'7