Después de la magnífica "Sin perdón", Clint Eastwood nos vuelve a dar una lección de cine al ponerse detrás de la cámara en esta producción de corte clásico y acertada mezcla de géneros.

"Un mundo perfecto" cuenta la historia de un preso fugado (Kevin Costner), de su rehén (T.J. Lowther) y del ranger de Texas que los persigue (Clint Eastwood). Pero el filme es más que un thriller de persecuciones; es una historia madura, con personajes bien elaborados y conversaciones emotivas gracias a la extraña amistad que se desarrolla entre el rehén, "Buzz", un chico de 8 años secuestrado de una familia de testigos de Jehová, y su secuestrador, Butch, un preso fugado peligroso pero con buen fondo y motivos psicológicos justificativos de su mal comportamiento.

La relación entre Butch y "Buzz" toma la forma de padre e hijo. Es un intento de cambiar una infancia desaprovechada por el férreo rigor religioso, la imposición y el sacrificio (crítica de Eastwood a las absurdas prohibiciones de esas religiones). Butch alivia también de esa forma sus propios traumas infantiles, aunque ya es demasiado tarde para corregir los frutos de esa mala semilla plantada en su psique.

El filme es una "road movie" clásica de perseguidores y perseguidos, con toques de drama, cine policíaco e, incluso, evoca en ciertas partes al western. Eastwood logra una buena cohesión entre los géneros, dotando así a la cinta de un interés creciente. Ayuda también a ello las buenas interpretaciones de los actores, destacando un Kevin Costner en uno de los mejores papeles de su carrera y, por supuesto, un Clint Eastwood estupendo haciendo del ranger icónico que todos tenemos en mente: un tipo duro, con cuadros de búfalos en su despacho, escupiendo de maravilla y disfrutando de unos buenos chuletones en una barbacoa campestre.

"Un mundo perfecto" no es una película perfecta, pero es un título recomendable dentro de la excelente filmografía de este gran actor/director que espero siga dando todo su talento al mundo del cine por muchos años más.