"La Letra Escarlata" es una de esas películas que no sólo sirven para lucimiento de los actores de moda, sino que también intentan de alguna forma cuidar otros aspectos puramente cinematográficos.

No se puede negar que este filme no se haya hecho para mayor gloria de Demi Moore y Gary Oldman, dos estrellas en boga por las aún recientes por entonces "Ghost" y "Drácula", respectivamente. Sus actuaciones son "correctitas" en el caso de la Moore y grandiosas, como casi siempre, en el caso de Oldman. Este último le da una fuerza y una sensualidad a su personaje muy creíbles, abarcando todo el protagonismo en las escenas en las que sale con la Moore, la cual no alcanza las cotas interpretativas de su compañero de reparto ni por asomo. Además, la puesta en escena de Oldman recuerda algo (y no sólo por la melena) al que, para mí, ha sido el mejor papel de su carrera: el de Vlad Draculea en la gran adaptación de Coppola de la novela de Bram Stoker.

Actuaciones aparte, la recreación de la Massachussets colonial está muy conseguida, así como el cuidado formato de toda la película. Joffé se esmera mucho en la ambientación de todas sus películas, algo que ya demostró en su obra maestra "los Gritos del Silencio". El puritanismo más exacerbado contrasta con el libertinaje más "zorrero", por llamarlo de alguna forma, y así tenemos los elementos idóneos para una historia bastante predecible y aburrida en sí misma. Sólo la actuación de Oldman y el interesante personaje del marido cornudo y psicótico (gran actuación también de Robert Duvall) salvan a la cinta del tedio más soporífero.

No me he leído la novela y no tengo ni idea de si ha sido una buena adaptación o no, pero no me hace falta para poder recomendar la película a los que gusten de aventuras amorosas de época y que no tengan nada mejor que hacer (y que ver) en una tarde de domingo.