'Spectre' (2015) contiene todo lo que me gusta del universo Bond; una organización secreta dominando el mundo, gadgets, guiños a la saga de Craig, y homenajes encubiertos como la némesis terrenal de Bond, aquí interpretado por el armario Batista. O el lugar en Austria, totalmente cubierto de nieve recordando a la acción situada en la entrega '007; Al servicio de su Majestad' (1969). Si a parte de esto, tenemos al Bond más chulo y vacilón, con sus capas de profundidad, viajando por medio mundo a países a los que visitar como México, Italia, Austria, Marruecos o Londres, y unas secuencias frenéticas de acción y suspense bajo el cuidado técnico con una modélica fotografía, música y sonido, que mejor que disfrutar de esta nueva saga del agente 007 tantas veces como uno quiera o apetezca. Además, lo atractivo de la propuesta no solo queda aquí. El manto de realismo sobre el que está cubierto esta nueva re-estructura del personaje, lo hace aún más apasionante.

Cuatro películas, el renacimiento de la figura 007, cuando estaba dado por perdido y en horas bajas. Con su correspondiente evolución desde 'Casino Royale'. Llegando a su reconocible madurez en una nueva aventura que acaba en casa, y situando el punto final (¿?) en 'Spectre', con el definitivo villano de los villanos de Bond. Éste, proponiendo un juego mortal, una ratonera sin escapatoria a su víctima favorita, dejándolo en la más grande de las vulnerabilidades. Sin olvidar a las "chicas Bond" ; Belluci y Seydoux, la cuál se permite rechazar al galán inglés. Que osadía la de ella.