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Críticas de nostalgie_de_boheme
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9
20 de mayo de 2006
56 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si afirmara que mi particular obsesión por los hombres vestidos de mujer se gestó viendo esta maravilla de película, dudo que fuera muy desencaminado. Sin duda hay momentos en la vida de uno que brillan por su revelación y aparecen parpadeantes en grandes letras de neon: The Rocky Horror Picture Show.

Extravagante, marciana, sarcástica, odisea inclasificable del kitsch capaz de superar en mal gusto y artificiosidad grandes óperas tan aplaudidas como Aída de Verdi o La Bohème de Puccini. Entonces ¿Por qué contenernos? Levántense y aplaudan o, si se les permite, pónganse a bailar. En ocasiones el buen gusto se demuestra en lo feo, lo puro en lo artificial, toda la esencia del espectáculo en un solo y perverso guiño de ojos a cargo de un insuperable maestro de ceremonias como es Tim Curry. Perversamente divertida, “The Rocky Horror Picture Show” se exhibe sin complejos ni manías. Como el niño marginado del colegio deja que la insulten, que la llamen marica, fea y nenaza, porque sabe que lo es, pero eso le encanta.

Luce cuero y plataformas, pelo en pecho y purpurina, es pura dinamita vacilona y descarada en estado de celo contenido. No por mucho tiempo, claro. Porque desde muy lejos, quizás desde Transylvania, ya se gesta un rumor, una melodía, un ritmo altamente peligroso que amenaza cantando: “I'm just a sweet transvestite. From Transexual, Transylvania.” Es el Apocalipsis, eso sí, transexual.
nostalgie_de_boheme
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8
21 de mayo de 2006
32 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alicia, después de muchos años, decidió volver al país de las Maravillas. Pero, esta vez, no había ni conejos, ni flores parlantes ni reinas de corazones. Las únicas maravillas que afloraban en esos jardines eran fetos abortados, niños enfermos y pederastas arrepentidos. No obstante, Alicia tampoco era la misma. Su obesidad mórbida le impedía pasar por esas puertecillas que años atrás la habrían llevado a jardines verdes y encantados. Alicia tenía el culo demasiado grande para caber en casa del señor conejo, y demasiado pesado para sentarse a almorzar con el sombrerero loco. Alicia quería ser mamá.

La magia de los cuentos recae en que por mucho que los niños crezcan y se hagan mayores, éstos nunca envejecen. Los cuentos son una parada en el tiempo, un refugio a la madurez. Sin embargo, hay cuentos destruidos por el tiempo, desgarrados por la realidad y destinados a envejecer. “Palidromes” es uno de esos. Un cuento infantil en el que los niños han crecido, en el que Peter Pan ya no vuela y los niños perdidos esnifan pegamento. “Palindromes” es, como se explica en todo su desarrollo, un cuento deforme que nunca debió existir. Sin embargo, la reflexión de Solondz va mucho más allá de eso. Negar lo feo y lo deforme sería negar lo real, y, por mucho que detestemos a “Palidromes” y a sus habitantes, éste seguirá existiendo.

En ese país de las Maravillas donde ya nadie sorprende por sus poderes, y donde la magia subsiste en escasos momentos de amabilidad, Alicia desea cumplir su deseo. Desea ser mamá. Porque a pesar de lo cruel que pueda ser un cuento, éste, nunca, termina mal.
nostalgie_de_boheme
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9
1 de abril de 2006
26 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
El amargo sabor a bilis puede incluso resultar sublime cuando proviene de ciertos estómagos refinados y distinguidos, o un corte de cuchilla, en la mejor de las manos, resulta a la vez el más perfecto y sutil de los trazos. Cuando con sangre se escribe poesía, el exquisito paladar del buen degustador sabe saborearla y disfrutar de ella.

“La Pianista” de Michael Haneke es agridulce, perturbadora, hiriente pero extremadamente deliciosa. Es la distinción del dolor en los delicados dedos de una pianista, capaz de componer la más hermosa melodía en el teclado de un piano pero las más perversas fantasías fuera de él. “La Pianista” no destruye, al contrario, crea en todo momento su particular obra que, sin duda, incomodará a muchos por su explícita proximidad entre dolor y placer, fundidos en un contundente mensaje difícil de digerir. Porque cuando el sexo parece estar agotado en nuestros desayunos, en el trabajo, mientras tomamos un café con los amigos, y nada parece molestarnos ni molestar, un inquieto dedo consigue hurgar en el interior de nuestra garganta provocando el rechazo y dejándonos, durante un tiempo, un desagradable sabor de boca.

Es necesario, por lo tanto, entender “La Pianista” como ese delicioso plato que nunca llegaremos a probar, ya que cualquier tentación de convertir en real su sabor, terminaría, indudablemente, por trivializar la magnífica historia que se nos cuenta, repleta de perfección y sentido en todas sus situaciones. No se trata de juzgar el rechazo, sino de asimilarlo y disfrutar de él. Al igual que la música, “La Pianista” no necesita de referentes exteriores para cobrar sentido, sencillamente, es pura y simple melodía.
nostalgie_de_boheme
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