Las circunstancias (padres que maltratan a sus esposas, un barrio marginal en el que la mezcla de culturas dificulta la convivencia hasta la máxima tensión,etc) coducen a esos chavales a realizar todo tipo de chiquilladas y gamberradas sin tener en cuenta las consecuencias, pues el orden y la disciplina en el barrio brillan por su ausencia. Pero después de enviarles a un sitio dónde podrían haber adquirido la disciplina y educación que les faltaba, se ven arrastrados al más oscuro rincón de la naturaleza humana: la vergüenza y el odio. He ahí la importancia de los educadores (carceleros en este caso) de reconducir a esos niños que por las circunstancias de sus vidas se han visto obligados a robar o cometer cualquier otra condenable acción. Qué distintas habrían sido sus vidas si se hubiera tratado de hombres nobles los que guardaran el centro Wilkinson para jóvenes.
La película retrata muy bien virtudes como la amistad, lealtad (del padre Carrillo), fortaleza (cuando Brad Pitt está realizando su turno de preguntas al carcelero que tantísimas veces le había violado y abusado de él, en mi sincera opinión cuando vi la película, pensaba que iba a desmoronarse, y no era para menos), valor (del padre Carrillo cuando atenta contra su religión por hacer lo que él consideraba justo, al margen de normas religiosas o morales, pues "sus chicos" se merecían algo de justicia).
Para mí, además de la escena final en la que se reunen los cuatro más la chica que es una escena IMPRESIONANTE, una de las mejores escenas es cuando Lorenzo le está contando al padre Carrillo y a Carol los abusos a los que fueron sometidos los cuatro en el centro hacía ya tantos años. La cara de Robert De Niro en esa escena es espectacular, refleja por un lado asco y repugnancia hacia los autores de esas terribles acciones pero, por otro lado, manifiesta una intensa lástima hacia sus cuatro chicos, y gracias a su empatía imagina lo que tuvieron que sufrir y las grandes secuelas que les han dejado en sus conciencias.
Además, el gran plan que lleva a cabo Brad Pitt al hacer de fiscal y abogado defensor al mismo tiempo es brillante, sobre todo por como desbarata la credibilidad de la testigo que al principio afirma haber visto a los acusados de frente, y tras una serie de preguntas que habia preparado Michael para que se limitara a formular Hoffman, acaba admitiendo que les vió de refilón y en claro estado de embriaguez.
A mi parecer una gran película, de esas que te hacen pensar en ser mejor persona.