Esta versión de 1976 hubiera sido perfecta con muchas menos escenas con Kong. Obviamente los efectos vistos desde la perspectiva actual van a recibir un aluvión de criticas, pero así y todo los considero mejor logrados que los de Peter Jackson (2005). La trama y el manejo de esta remake me pareció muy aceptable pero las escenas donde aparece el simio gigante te sacan de foco, volviendo a entrar en climax con la constante seducción de Jessica Lange, que irradia una seducción única en cada gesto y palabra.

Muchos la consideraron una película infantil, y lejos esta de serlo. Maltrato animal, corrupciones políticas, abusos contra la mujer y cierta zoofilia abundan en el film.

Es increíble que en 2024 sigan cayendo en los clichés; y en este film abundan. El director abusa de la fisonomía geronte para provocarnos rechazo visual y recordarnos una y otra vez que -quizás- todos llegaremos a la vejez y al deterioro. La cinta es prolija visualmente pero muy reiterativa en imágenes, provocando el hartazgo.

La ultima media hora se empasta y es muy predecible el desenlace.

Ni los guiños a Suspiria la salvan.

El efecto Rectum y túnel de Irreversible es potencialmente explotado, abusado y hasta aburrido por momentos. Quizás, a mi criterio, los mensajes que pueden abundar no llegan a equiparar el exceso de las escenas de descontrol.
Abundan muchos referentes (notar caratulas vhs al comienzo del film) y sobre todo al cine de DArgento y fiesta final de Carrie.
La fotografía y ambientación son excelentes, ambas son las totems absolutos de CLIMAX. Los protagonistas como actores son excelentes bailarines.

Bien por Martha!

Gracias a ella, el protagonista comienza afrontar sus miedos, se descubre en su sexualidad reprimida, se siente por primera vez escuchado ante un pasado marcado por abus0s, consigue trabajo bien pago y eleva su estima.

Obviamente, el aura de Netflix le mete todos los ingredientes para relacionar prejuicios. Pero se deja ver de un tirón, como bien comentan todos.

Como película, ya que posee capítulos innecesarios, hubiera sumado puntos.

Me voy a poner en modo políticamente correcto y daré una devolución sobre la sensación que -50 años después- me provoca esta película.

El protagonista es, lisa y llanamente, un abusador. El papel de Ernesto Bianco suplanta la identidad de un doctor que tiene las mismas características físicas que el (idénticas). Cuando descubre que puede suplantar la identidad de su doble sin remitir sospechas no tiene reparo en cometer estafas y tener relaciones con varias mujeres vinculadas a la victima suplantada.

La idea, chispeante para la época, se vuelca en tono de comedia; pero si lo vemos a ojos de hoy, no lo sería tanto.

Entretenida.