Kevin Hart, quien me parece un excelente actor cómico, cansado de hacer el papel de gracioso torpe en películas de acción, como Muere Hart o el Hombre de Toronto, les dijo a sus colegas de Netflix que él lo que querría de verdad es ser como Mark Whalberg en The Italian Job. Y sus colegas llamaron a Gary Gray, a ver si tenía un rato libre. Debía tener tiempo, pero no muchas ganas, así que dijo "Hago lo mismo, pero sin esmerarme mucho, que tengo plancha". Se puso al lío, y le salió este engendro, que se queda a caballo entre una mala película de robos y una comedia con muy pocos chistes, y además muy malos. Porque Hart está como un pez fuera del agua.
El hilo argumental es bastante peregrino, propio de una de las últimas de Fast and Furious, pero eso es lo de menos. Aquí no hemos venido a entender sino a comer palomitas. La trama no es más que una excusa para meter una persecución en lancha en la que por difícil que parezca, no hay un atisbo de emoción. Casi estás deseando que muera alguien.

Después empiezan a aparecer los miembros de la pandilla, una mezcla de los personajes de Ocean´s eleven y la patrulla canina. Tópicos, aburridos, previsibles…el personaje de Vincent D'Onofrio es el mismo que interpreta Carl Reiner en la saga de Ocean's, sólo que en esta no tiene ningún sentido, y tampoco tiene ninguna gracia.

Y entonces llega la acción, con hackers, aviones invisibles y peleas en las que Kevin Hart, con su 1,63, reparte como si fuera el mismísimo Jason Statham.

No falta la relación amorosa de turno, con la agente del orden de turno.

Dura 104 minutos, lo mismo que "El tercer hombre". Ahí lo dejo.

Te la recomiendo si te gustan los aviones invisibles o las barbas postizas.

Nunca me llamó la atención esta serie. pero tras la campaña de marketing que precedió al lanzamiento de la tercera temporada pensé que debía dedicar un rato a verla y sacar mis propias conclusiones. Y lo reconozco: la opinión que ahora escribo puede estar sesgada ya que no fui capaz pasar del tercer episodio de la segunda temporada. El tiempo del que dispongo para ver series es limitado, y emplearlo en esto me parecía un castigo excesivo.

Ponemos a un ladrón muy listo y muy bueno, que se rodea de otros ladrones que son buenos pero están maltratados por la sociedad, y que se enfrentan a una policía que continuamente bordea el retraso mental. Añadimos a un directivo narcisista, infiel y acosador que representa al malvado capitalismo, y a un coronel del ejército que probablemente dedica el tiempo libre a matar cachorros, y cuyo intelecto apenas le alcanza para atarse los cordones.

Adobamos el guiso con una serie de relaciones interpersonales sacadas de "Al salir de clase", y todo esto con una voz en off de una narradora que además es protagonista, pero que al parecer sabe cosas como narradora que no sabe como protagonista, lo que hace todo muy raro.

La narradora es una actriz española, y por tanto habla susurrando, que es como hablan todas las actrices españolas desde que Ana Duato empezó a interpretar a la madre de los Alcántara, hace ya casi 20 años.

Y así, durante 9 capítulos y muchas horas asistimos a una serie de situaciones absurdas que no voy a describir por no destripar nada a los incautos que quieran dedicar su tiempo a este horror.

No creo que esta película vaya a conmover a Tarantino, ni será la película del año.
Pero comparada con otras de su misma añada y género, no está mal. Se deja ver, y en momentos hasta te echas unas risas.
El argumento recuerda al de Granujas de medio pelo, pero ambientado en el mundo artístico. Algo que es, al menos, original.
Uma Thurman y Samuel L.Jackson están bastante bien. Tienen oficio, y hacen la película creíble y entretenida.
El guión tiene momentos en los que muestra lagunas y entra en subtramas bastante innecesarias, que a mi juicio alargan la historia injustificadamente. Lo mejor es que ese alargue innecesario no se hace excesivamente cargante y es tolerable.
Lo dicho, una película correcta para un martes por la noche en el que no haya fútbol.

Empezaré diciendo que no es un bodrio. Basta pasar una tarde de sábado en Netflix para encontrar subproductos mucho peores que este.

La historia es interesante. Un episodio clave en el desarrollo de la segunda guerra mundial. Hasta ahí, todo bien.

El problema es que el tiempo que dedican a esa parte de la trama son sólo unos 45 minutos de un inagotable y desesperante metraje de 128. Eso deja 83 minutos de relleno forzado en torno a una presunta relación sentimental, adobado por unos supuestos celos entre tres personajes planos y aburridísimos, y por cierto, pedantes hasta la irritación.

Es una especie de episodio interminable de "Amar es para siempre" ambientado en torno a un plan secreto en la segunda guerra mundial.

Te la recomiendo si te gustan los culebrones de sobremesa y los ingleses con sombrero.