No hagáis como hice yo. No os dejéis llevar por las ocho estrellitas de puntuación que ostenta Devs. Hace unos días no sabía qué serie mirar, así que vine aquí, a Filmaffinity, para informarme de qué oferta había. Ojeé un poco el repertorio de series de este 2020 con la intención de decidirme por una, y observé que Devs obtenía críticas muy positivas, además de las citadas estrellas. Pues vamos a verla, pensé. Qué puede salir mal. Y la verdad es que la serie empieza transmitiendo un cierto suspense. Una pareja trabaja en una compañía tecnológica algo opaca cuyo símbolo corporativo es una enorme muñeca que sobresale de entre los árboles y los montes. Un día, ocurre algo extraño: el novio de la protagonista desaparece. Y ella decide buscar respuestas.

El problema es que el interés y la intriga iniciales decaen rápidamente con el paso de los capítulos, dando lugar a una historia tediosa, lenta, incapaz de aportar emoción. El guión no da para tanto metraje, y eso queda de manifiesto en varios capítulos en los que pasa entre poco y nada. Las interpretaciones no son nada del otro mundo, y el desarrollo de los personajes es insuficiente. En resumen, una serie que te deja con la misma sensación con la que uno siente al beber agua sin tener sed.

Lo mejor: los primeros capítulos, la muñeca gigante y las imágenes de San Francisco.
Lo peor: el lentísimo ritmo en algunos capítulos y la falta de emoción en general

'Bodyguard' cuenta la historia de un excombatiente en Afganistan que se enfrenta a células terroristas, a corrupciones políticas y policiales londinenses y, por supuesto, a problemas familiares y amorosos. Esto último que no falte. Esta hollywoodiense producción británica, algo pretenciosa ella, va de más a menos: empieza con un primer capítulo y una cierta escena que quitan el aliento y acaba con un episodio repleto de situaciones absurdas y de dudosa verosimilitud. Entremedio, abundan desconfianzas, traiciones, giros argumentales y escenas policiales que probablemente no tengan mucho que ver con la realidad. Eso sí, la serie engancha y entretiene.

'13 Reasons Why' pone sobre la mesa sin ningún tipo de tapujos varios temas que todavía hoy siguen siendo tratados con mucho recelo, con demasiada cautela: las violaciones sexuales, el acoso escolar y el suicidio. Así que ya de por sí esta serie parece una propuesta valiente y ciertamente novedosa. Ya sabemos que en nuestra sociedad de la hipocresía y de lo políticamente correcto no nos gusta hablar de estos temas: los medios de comunicación pasan de puntillas sobre los suicidios -especialmente los que atañen a adolescentes-, padres y profesores coinciden en calificar las agresiones escolares como "cosas de niños", etc. Es lógico, dado que adentrarse en el oscuro mundo del acoso escolar supone afrontar y aceptar que nuestra propia naturaleza -la de los seres humanos en general y la de los niños y adolescentes en particular- es mucho más cruel y malvada de lo que queremos reconocer.

Seguramente '13 Reasons Why' dista de ser una serie perfecta. El mundo de los institutos americanos lo hemos visto muchas veces en la pequeña y gran pantalla, y en eso todo sigue igual aquí: partidos de baloncesto entre institutos donde hay más 'cheerleaders' que jugadores, chicos que entran y salen por la ventana más veces que por la puerta, y jóvenes que usan el adjetivo (y adverbio) 'fucking' casi cada vez que abren la boca. Sin embargo, lo novedoso de esta serie es que esta vez muestra un mundo estudiantil americano no tan perfecto como estamos acostumbrados a ver en las producciones estadounidenses. Por no decir que muestra un instituto podrido de hipocresía y realismo, y eso se agradece mucho. También es cierto que la mayoría de los actores sobreactúan, empezando por el chico que interpreta a Clay, dando lugar a situaciones y reacciones poco creíbles. Pero sin embargo eso queda compensado por la, al menos para mi, genial actuación de Katherine Langford, que no necesita ni de muecas raras ni lágrimas fáciles para hacernos partícipes de su particular calvario.

Se pueden sacar muchas conclusiones de '13 Reasons Why', y muchas de ellas son muy positivas, empezando por el hecho de que ahora en la calle se habla abiertamente de un viejo problema que nadie se atrevía a mencionar hasta ahora: el suicidio adolescente. '13 Reasons Why' también nos recuerda que puede haber muchos y muchas Hannah Baker en el mundo, y que esa es una realidad que hay que primero afrontar y luego remediar.

Lo mejor de la serie: novedosa en cuanto a las ideas que plantea, que no hay mejor manera de empezar una serie que con un tema de Joy Division, y Katherine Langford.

Lo peor: los clásicos topicazos americanos y el avance tal vez un poco lento de la trama.

Como telenovela de una tarde lluviosa de domingo, este capítulo funciona a la perfección. 'Arkangel' cuenta la historia de la madre sobreprotectora y su hija adolescente que lucha por su libertad personal y que conoce a un chico, por supuesto malote y que la induce al consumo de drogas. Será que las situaciones que presenta la historia son de dudosa credibilidad, pero el caso es que 'Arkangel' nunca logra inquietarnos ni emocionarnos. Ni apenas interesarnos.

Sí, tenemos que admitirlo, amigos: Black Mirror ha caído en la mediocridad con esta historia plana, pastelosa y carente incluso de originalidad, que es precisamente por lo que se caracterizaban los capítulos de esta magnífica serie. Incluso los temas tecnológicos que aparecen en 'Arkangel' ya han aparecido en otros capítulos. No voy a revelar nada, ved y juzgad vosotros mismos.

Lo mejor de la historia, el final. Lo peor, el nulo interés que despierta a medida que la ves.

Dejando aparte que el guión es absurdo, que el argumento es inexistente, que las interpretaciones son horripilantes, que el gran presupuesto se traduce en un par de absurdas explosiones, y que los diálogos son casi siempre totalmente intrascendentes, la película es realmente espectacular. La variedad de golpes, peleas, escenarios y rivales hacen que la película sea atractiva y muy entretenida, y también más seria y violenta que Ong-Bak.