Deseo salir en defensa de esta obra y de su director, y no empezaría con estas palabras la crítica si la película no hubiera recibido tantos vilipendios innecesarios e injustos.

Tras visualizar el director's cut de Michael Cimino, no me cabe la menor duda de que este es uno de los mejores westerns que se han hecho. No voy a otorgarle ningún puesto en una escala imaginaria, no obstante, negar lo que está ante nuestros ojos es un gravísimo pecado.

La puerta del cielo me pareció una obra que técnicamente (al menos el director's cut) no tiene fisuras. El cuidado que hay detrás del sonido, la luz, la imagen, las escenas, los paisajes, los encuadres... es sencillamente hermoso. Otro gallo cantaría si esta fuera una obra de otros directores a los que se les besa el pompis y que, con un ego similar al de Cimino, curiosamente no se les reprocha nada, todo lo contrario. Si bien me pareció cuasi perfecta técnicamente, quizás pueda haber "peros" en el guión ya que se evidencia bastante que es cosa de Cimino el entregarnos una historia suya y como él la quiere transmitir, cosa que no le reprocho. No obstante, si no están acostumbrados a un cine pausado, con el transcurso del filme quizás queden desconcertados.

Otro "pero" que se le puede atribuir son algunos personajes que no están muy desarrollados y los cuales desconocemos, si es que aquella fue la intención de Cimino, véase el personaje de Christopher Walken, un tipo que se pasea de aquí para allá haciendo cosas. Muchos acusan a la película de no ser un western. ¿Cuántos westerns han visto estas personas? ¿Qué es el género western? Parece que para esta gente criticona el western es Clint Eastwoon fumando tabaco y llenando de plomo los cuerpos de bandidos mexicanos (sin despreciar a Eastwood, quizás mi director favorito). La puerta del cielo sí es un western, un western temporal que nos cuenta muy bien la evolución de un periodo en concreto de la historia estadounidense.

No me quiero alargar con palabras pedantes para convencer a nadie, pero decir que esta obra es sin duda singular. Un historia contada de un modo personal por Cimino, y que si son amantes del buen cine, de las buenas historias, no les dejará indiferente. Lo mejor de ella es la fotografía. Podría elegir muchísimas escenas de la película para congelar la imagen y hacer de ellas un poster para mi salón, pues las escenas captadas son propias de un ojo poético.

La ley del talión me pareció un western sensacional, que es poco mencionado a la hora de hablar de westerns. Siempre repito hasta la saciedad que es muy difícil hacer un western que entretenga. ¿Quién no recuerda a nuestro viejo durmiéndose en el salón con un western cada tarde? ¿Y quién le recuerda viendo westerns con la pasión de un niño?

Para mí, los ingredientes esenciales para un buen western son: la fotografía con planos extensos del entorno así como de la naturaleza salvaje, el ritmo de la trama, y los diálogos. La ley del talión cumple con éxito estos requisitos. Se le puede reprochar las interpretaciones de algunos personajes que representan a los jóvenes de aquella comunidad que cruza territorio hostil en caravana. Pero en lo demás, realmente es un western mimado hasta el más pequeño detalle.

Destaco sobre todo los planos de la naturaleza, que hace al espectador sentirse en la inmensidad de aquel páramo desierto y hostil. La música compuesta por Lionel Newman (tío de Thomas Newman, el famoso compositor de American Beauty y otras obras de los años 90) ha sido muy bien orquestada y pensada. Con su ritmo melódico marca el ritmo de la acción. Y por poner un ejemplo de ello: los tambores de guerra no se detienen hasta que el indio clava su lanza en el árido suelo del territorio apache.

Richard Widmark por su parte ha estado genial como es de esperar cuando uno lee el elenco de la película sin haberla visto. Quizás es el que más cumple con sus dotes actorales. El bueno de Widmark encarna un personaje romántico y soñador, pero que vive con los pies en la tierra y que no vacila cuando tiene que hacer justicia.

Walter Mitty es el típico individuo de corazón grande y aventurero, condenado a llevar una vida monótona. Utiliza su imaginación para evadirse de las cosas que le disgusta, y es la única salvación que tiene en su día a día. Forma parte de una corporación un tanto irónica, pues se trata de una revista que ensalza la vida libre y verdadera, mientras sus empleados son meros esclavos de escritorio, como nuestro protagonista.

La película podría haber sido "mejor" desde mi punto de vista, si la ejecución fuera otra. Pero tratándose de Ben Stiller, y no es una acusación, es entendible que le quisiera dar un toque más "cómico" y "entretenido".

Y partiendo de esa premisa, Ben Stiller consigue entretenernos e incluso hacer que nos guste la película, como a mí, porque la comprendo y no la juzgo, a pesar de que pueda enumerar elementos que no me gustan de ella, y que yo habría realizado de otro modo.

Si la veis, os quedaréis a gusto, y con una gran lección en el corazón, que os hará replantearos vuestra vida y el rumbo que queréis tomar.

Di con esta película casi por mera casualidad, si es que existe tal cosa. Si me dejara llevar por las críticas profesionales o los films de moda, jamás hubiera visto esta obra.

¿Por dónde empezar con la crítica a esta película? ¿Qué decir de ella? Primeramente, que muchas sinopsis que he leído de ella son lamentables, pues algunas básicamente te dicen que la película va sobre un suceso que ocurre, curiosamente, en la última media hora de película, o menos.

Déjeme que les diga sobre qué trata este western atípico. Es la historia de un cowboy que siente cómo la civilización se cierne sobre el mundo que conocía y no puede hacer gran cosa para detener este hecho. Su gran amigo, su compañero de viaje, es afín a su visión, sin embargo, él piensa un poco distinto e intentará adaptarse al cambio. Pero a Monte Walsh le cuesta, le costará, y en el desenlace vemos si al final se adapta o no. Él está acostumbrado a ir de aquí para allá. Pasar el invierno en una región y en primavera trasladarse a otro rancho para trabajar otra temporada, hasta la próxima vez que se marche hacia donde el Sol poniente le lleve.

Lee Marvin es de los mejores actores que han existido jamás, tan versátil y talentoso como él solo. Cada película que ha rodado, ha dejado en ella su marca personal. No interpreta personajes, se interpreta a sí mismo. En este film, personifica a la perfección la figura del cowboy romántico, que es capaz de llorar (pues lo hace) y de tener mano dura y no vacilar ante la osadía de cualquier mequetrefe. Su amigo le es sincero: "Uno no es cowboy para toda la vida". Dándole a entender así que la vida no todo es ir de aquí para allá, que también hay que echar raíces. Es un lección dura que al final de la película conseguimos ver si el vaquero Monte Walsh aprenderá o no.

Quiero hacer especial mención a una escena en concreto en la que no hay diálogos, sino tan sólo Monte Walsh caminando por el pueblo con la música magistral de John Barry sonando de fondo, que se mezcla con los sentimientos afligidos y de anhelo que se logran apreciar en el semblante de nuestro personaje principal. ¿Qué dolor tan profundo le afligirá? Véanla, no tiene pérdada.

Disfrutarán de un buen western, de mis preferidos, con el talentoso Lee Marvin y un Jack Palance enorme. Una historia de amistad, de amor verdadero, de la nostalgia del vaquero.... Un western con pocos fallos y bien rodado. Una historia que no aburre y se hará más interesante llegada la hora final.

¿Han llegado a escuchar la canción cantada por Lee Marvin en Paint Your waggon, titulada Wandrin' Star? Si la conocen, escúchenla de nuevo, pues el personaje que interpreta Lee Marvin en aquella película tiene el mismo espíritu romántico y afligido que aquí. ¡Caray, son idénticos!

Sin lugar a dudas, este es uno de los 10 mejores westerns que vi.

Hace cuatro años que no he llorado con una película, y hoy lo he vuelto a hacer. No he llorado a lágrima suelta, sino por un sentimiento de angustia. Y es que desde el principio de la película, estuve pegado a la pantalla boquiabierto y con una desolación en mi corazón de la cual todavía no logro deshacerme. Quizás por eso me dispuse a plasmar mis sentimientos a modo de crítica cinematográfica para apaciguar mi estado de ánimo. Mis lágrimas salieron por cuenta propia en la escena final de la película. Creo que lo mejor de todo es que vayamos por partes, porque aún estoy conmovido, y puede que mis palabras se pierdan entre los sentimientos y no logre opinar debidamente sobre este film, que es la finalidad de esta pagina.

¿Qué se puede esperar de Clint Eastwood? El cuentacuentos más grande de la historia, no me cabe la menor duda. Eastwood es sinónimo de simplicidad y talento. Es al cine lo que Tolstoy a la literatura. Y por si fuera poco, es capaz de componer las bandas sonoras de sus películas, como lo ha hecho en esta. Con una melodía apropiada para la época y la situación. En sus películas somos testigos de entrega y tacto por su parte, viendo cómo pone mimo en cada uno de los detalles.

La ambientación está más que lograda, y el cuidado puesto en los detalles que mencioné antes, se ve reflejado nuevamente en la recreación ambiental de principios del siglo XX. La acontecimientos que se dan a conocer en el film ponen la piel de gallina, y yo he tenido el corazón en la garganta y un nudo en el estómago de principio a fin. La última película que logró afectarme de esta manera fue, curiosamente, Mystic River: creador homónimo de este film, tanto en su dirección como banda sonora, igual que aquí. Queda demostrado que el señor Eastwood es un hombre sensible y sabe cómo transmitir las emociones más hermosas (Los puentes de Madison) y las más desgarradoras (Mystic River y El Intercambio).

Me causa impresión ver las malas críticas y los comentarios, a modo de acusación, de que la película es meramente informativa y periodística. ¡En absoluto! Acepto la variedad de opinión en muchas cosas, pero ante los trabajos bien hechos me niego a hacerlo. Cuando estamos ante una obra maestra, hay que quitarse el sombrero, te guste o no. Y soy el primero que se lo aplica, creedme.

Mención especial a una Angelina Jolie que lo borda y se mete en el papel de una madre desesperada que ya no sabe qué hacer. El sufrimiento padecido por ella, lo padecemos nosotros al otro lado de la pantalla gracias a sus dotes actorales. Desde luego, bajo la tutela de un grande como Eastwood, la influencia que proyecta sobre ella es notoria. Eso no quita que ella no sea una gran actriz, todo sea dicho.


No quisiera alargar esta crítica haciéndola parecer pedante y pretenciosa. Me remito a lo dicho: esta película es toda una obra de arte. Quien diga lo contrario no sabe lo que es el verdadero cine. Esta es una historia bien contada, que te hace olvidar que se trata de una película. Te zambulles en su historia y sientes todo lo que la protagonista siente. Eso, amigos míos, es cine. El olvidarte de tu entorno para, durante dos horas y media, ser víctima del dolor más grande que pueda sufrir una mujer: no saber dónde está su hijo.