Peter Weir roza el hiperrealismo en "Camino a la libertad". No pretende hacer un retrato de varios individuos, sino una instantánea de una etapa trágica en el la Historia humana. Así, el desarrollo de los personajes frente al espectador pierde importancia en aras de mantener la visión global: una tragedia descomunal. Son los detalles y no las tramas personales los encargados de transmitir la intensidad de este film y conseguir que el espectador no se aburra. Las personas empáticas sentirán que han visto una parte de la realidad que no imaginamos protagonizar, pero que de tener que hacerlo, nos aplastaría. Probemos a ver cuánto se desarrolla nuestra personalidad tras días buscando un poco de barro que lamer. Peter Weir no desarrolla más los personajes sencillamente porque tal desarrollo no ocurre. Los que se duermen viendo esta película, probablemente hayan pasado muy poca sed, muy poco frío. Tal vez les venga mejor alguna comedia romántica, algo con lo que empatizar.