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Argentina Argentina · Buenos Aires
Críticas de AQUILANO
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Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cabe aclarar, pues existen muchos prejuicios con los musicales, que es uno de mis géneros preferidos (lo digo porque a una gran mayoría no les gustan y parece un rubro superado).
Con esta expectativa fui a ver el film, y si bien no salí totalmente defraudado, no llegó a conmoverme o entusiasmarme como sí ocurrió con "Whiplash", respecto de la cual hice mis comentarios hace exactamente dos años atrás en este mismo sitio. Por tal motivo, rescato al director por su buena intención, pues respeto y admiro su antecedente.
Como dijo aquí otra crítica aficionada, "La La Land" no es "West Side Story", ni "7 novias para 7 hermanos" ni "Cantando bajo la lluvia" y agrego: ni "Sombrero de copa". Si bien no puede resucitarse a Gene Kelly, Ginger Rogers o Fred Astaire ni pedirle a Ryan Gosling y a Emma Stone que los emulen, tanta publicidad y críticas favorables a este producto, previo a la entrega de los Oscar, conducen a la desconfianza y a presumir que se la inflado con el propósito de que se lleve todos los premios para los que fue nominada.
Creo sí que puede merecer plausiblemente los de edición de sonido, montaje, canción original, diseño de producción, mezcla de sonido; en fin, todos los técnicos.
Por su parte, Chazelle es un excelente director y lo demostró con creces en "Whiplash". No me sentiría sorprendido ni defraudado si logra concretar esta nominación, pues en 2015 quedó postergado y hay que tener talento para lograr que Gosling se acerque al personaje de un buen muchacho simpático y resignado que se le asignara, pues supongo que esta labor es ardua.
Pero en todo lo demás, y reconociendo que no he visto aún en su totalidad la gama de películas nominadas (no sé por qué razón intuyo que este año integran una magra cosecha) no está en condiciones de aspirar a las categorías principales.
En síntesis, recomiendo volver a ver una y mil veces la sesentista "Los paraguas de Cherburgo" de Jacques Demy, para apreciar como una película musical sin diálogos puede llegar a emocionarnos sin que el paso del tiempo la envejezca. Por favor, no piensen que me he quedado en el pasado remoto, por lo que les sugiero también que alquilen o compren los videos de "Chicago", "Los productores" y de las tremendas "Los Miserables" o "Miss Saigón", entre otras obras del género (¿esta producción híbrida lo es?) para hacer comparaciones. Háganme caso.
AQUILANO
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9
27 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo "Agosto" tardíamente. Es decir, luego de haber transcurrido con creces la época de candidaturas, expectativas, especulaciones y reales resultados de la otorgación de premios de este año, por lo me considero despojado de cualquier influencia para asumir este comentario. Me repito a mí mismo una vez más que la famosa estatuilla es a veces distribuida con justicia y otras no, predominando para las elecciones de las distintas categorías la coyuntura y corrección política imperantes ocasionalmente en Hollywood, u otras donde la Academia se libera y opta por una premiación sensata y verdaderamente ajustada a la excelencia. Este año parece haberle tocado el turno a la conveniencia (como dije, por alguna razón "políticamente correcta" o quizás algunos otros intereses que quienes los ignorantes de los entretelones del Oscar desconocemos).
Con el mayor respeto a los que no lo consideren así, estimo que no se puede colocar en igualdad a "Capitán Phillips", "12 años de esclavitud" y "Gravity" con "Agosto" y "Nebraska". Es un despropósito donde el platillo de la balanza de las primeras quedaría arriba ante el peso cualitativo que contienen las segundas. Sin embargo, la Academia no parece entenderlo de este modo. Tanto las estremecedoras "Agosto" y "Nebraska", fueron ignoradas olímpicamente sin siquiera el derecho a un premio consuelo. De otro lado, ¿Puede superar la actuación de Lupita Nyong'o (meritoria por cierto) el desempeño la de una Julia Roberts a años luz de "Mujer bonita" en el contexto de esta incisiva pieza teatral llevada al cine o con la increíble e ignorada June Squibb de "Nebraska". ¿Puede Sandra Bullock ser ternada junto a Meryl Strepp, Cate Blanchett o Judy Dench por haberse colocado un traje de astronauta, cuya escafandra le impedía, por fortuna, soplarse el flequillo hacia arriba como lo siempre lo hizo en un clásico tic de sus olvidables comedias?. Sería una larga lista de interrogantes, categoría por categoría, la que tediosamente podría plantear aquí y no voy a hacerlo para felicidad de los usuarios. No es la primera vez que la Academia cede, como dije, a la "política correcta", a la conveniencia coyuntural o quizás -lo lanzo temerariamente- hasta a la influencia económica de las productoras. Evidentemente, ésta no ha sido una justa entrega como la de 2008 donde merecidamente arrasó "No es un país para viejos" de los hermanos Cohen como mejor película y otros premios, incluyendo al de mejor actor otorgado al inigualable y siniestro personaje de Javier Bardem en este film.
Esta premiación tiene puntos de contacto con el premio arbitrario de "The Hurt Locker" o el reconocimiento (¡oh, casualidad!) de Sandra Bullock por su papel en "The blind side" (ambos en 2010), como en el de tantas otras ocasiones donde se privilegió un punto de vista indescifrable por sobre la indiscutida calidad.
Hoy, un mero opinante amateur trata de reivindicar, con esta "crítica" al director Jhon Wells, y a las actrices Margo Martindale y Juliette Lewis, por no incorporar a todo el elenco, que pusieron su fuerza para que "Agosto" quede como una las grandes realizaciones de los últimos tiempos, una lección magistral de teatro y una película para volver a ver sin el tedio de las repeticiones. Y bueno, Meryl Streep no podía ganar una estatuilla más con tanta frecuencia; porque pasaría a ser una tetra, cuádruple o penta campeona mundial, como ocurre en el fútbol y eso, en el cine, no puede ser admitido.
AQUILANO
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8
25 de agosto de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una clara sorpresa este filme. Lo tenía para ver desde hace meses atrás y nunca lo encaraba.
Contiene un excelente guión, bien aprovechado por el director colombiano Andrés Baiz con una historia que bien pudo haberla escrito para su época Edgar Allan Poe.
Bien conducida la trama, engalanada por la ambientación en una Colombia bucólica y la música excepcional escogida, tal el concierto N° 2 de Rachmaninov y la incidental del joven talento argentino Eduardo Jusid, el de "El secreto de sus ojos", entre otras. (Nadie es profeta en su tierra y tanto Jusid como Santaolalla lo han demostrado con creces).
Un indefinible estilo entre el thriller psicológico, el suspense de Hitchcok (la podría haber llegado a envidiar) y hasta el cine de terror, sin llegar a serlos.
No en vano hubo una producción conjunta de tres países para lograrla. Aunque las actuaciones pueden llegar a ser un tanto desparejas, logra su cometido: ir introduciendo al espectador en un ascenso de expectativas hasta el inesperado final donde la vuelta de tuerca es perfecta. La recomiendo.
AQUILANO
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8
25 de mayo de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero aclaro que como seguidor de Hanecke estoy dispuesto a ver hasta su filmografía prehistórica (incluso si pudiera tener acceso a sus videos de fiestas familiares lo haría).

Mis anteriores comentarios han abordado otras obras de este singular director que conmueve espíritus y genera polémicas, y reconozco que el título que he elegido para esta oportunidad puede inducir a equívocos. Pero no es así. No es que pretenda desemerecer la original versión de "Juegos divertidos" o "Funny Games" (como gusten) porque en realidad sirve para evaluar el crecimiento sin oscilaciones de este realizador (lo que no es muy común, pues cualquiera puede dar un paso en falso, como ha ocurrido incluso otros más célebres) así como una trayectoria sin tropiezos o fallidos intentos.

Le reprocho, eso sí, haber originado este singular filme en su tierra natal con un estilo cuasi Tarantino, y luego haberse dejado tentar para repetir o copiar su propia realización, adaptándola a los gustos norteamericanos,

Aquí otra vez se detecta una reiterada actitud de la industria hollywoodense que consiste, ante la falta de nuevas ideas, en un "pongamos a actores con anzuelo y no a estos desconocidos austríacos o alemanes (por lo menos creo que para el público estadounidenses) y repitamos un tema potable para nuestro público, como lo hicimos tantas veces (tal el caso de la patética "Sin reservas" para sustituir a la germana "Bella Martha", "Criminal" para desestimar a la argentina "Nueve reinas" o ¿"Shall We Dance? para destrozar a su homónima antecesora japonesa, a su vez basada en "Ritmo loco" con los precursores Astaire y Rogers ¡de 1937!)".

Este es el punto negativo de mi crítica y considero que el error en que incurrí radica en haber visto primero la versión norteamericana y luego la austríaca. Pero esto no significaría nada si ambas no hubieran sido dirigidas por el propio Haneken. Insólito pero verdadero. Bueno, al hombre debe perdonársele esta claudicación pues, como dicen por ahí, lo hizo para poder entrar al círculo universal de la cinematografía y de los cineastas mimados. En tal sentido, entonces, no puede reprochársele este yerro porque le posibilitó llegar a la poderosa "Amour" de nuestros días.

Pasando ahora a la película en sí, creo que me hubiera impactado más, insisto, de haberla visto primero que a la posterior y no al revés.

Es que la segunda versión parece reducir todo a un pasatiempo televisivo y ésto se transtime e influye en quienes, como yo, deciden revisar a su antecesora contaminada por un remake.

Puntos a favor: el sostenido suspenso, las consabidas trampas hacia el espectador, incluso dirigiéndose burlonamente hacia él desde la pantalla o frustando el desenlace tipo "final con venganza tipo western" que todos parecemos o quisiéramos esperar, para en cambio mostrar la realidad de las acciones humanas, aún cuando éstas sean llevadas a cabo no por seres "normales" sino por psicópatas perversos. También son de destacar los planos estáticos donde todo parece detenerse a nuestro alrededor (muy propio de Haneke) para desesperarnos, engañarnos, reírse de nosotros, brindádonos, como compensación, una verdadera y excelente demostración de cómo debe hacerse cine.

Párrafo aparte, y vaya como homenaje, merecen los malogrados actores Susanne Lothar y Ulrich Mühe, componiendo un matrimonio que reacciona evidenciando las contradicciones y las defensas que esgrime alguien puesto a prueba ante el abismo de lo terrible.

Consejo: vean primero ésta y no la segunda.
AQUILANO
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10
20 de febrero de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Plagié parcialmente para el título un pasaje de un poema de Borges a la ciudad de Buenos Aires ("no nos une el amor, sino el espanto, será por eso que la quiero tanto"), porque a mi juicio resume el duro mensaje de esta magistral película y viene como anillo al dedo para su definición.
También confieso que he descubierto al director Haneke tardíamente, lo que indica que mi presunción de cinéfilo era tan solo eso, una presunción.
Y no sé si ha sido bueno este hallazgo, porque Haneke puede dejar un campo arrasado de espectadores indefensos ante la aparentemente sencilla muestra de la cruda realidad humana, describiéndola con la naturalidad que impone la resignación ineludible.
Dos actores espléndidos, Jean-Louis Trintignant, lejos en el tiempo del exasperante almíbar de "Un hombre y una mujer" y Emmanuelle Riva, muy cerca de su gigantesco talento evidenciado, paradójicamente, cuando ella misma era una joven mujer en "Hiroshima, mon amour", pero a la vez distanciada del tremendo personaje que la ha tocado interpretar ahora, justamente a su vejez.
Un director impiadoso e implacable nos encierra con ellos en el asfixiante ambiente de un departamento en París para mostrarnos, como bien lo observara otro crítico de este blog, lo que no queremos ver. Haneke nos va golpeando constantemente con su puño observador mediante la técnica de un boxeador profesional para irnos demoliendo elegantemente en cada round de sus intencionales silencios y nos sumerge en un mundo circunscripto a dos ancianos que deben vérselas con el desafío del deterioro, la decrepitud y especialmente la soledad, pues nadie puede sufrir por ellos el padecimiento del cual todos los demás protagonistas escapan, como la hija Isabelle Huppert, menos el espectador que quiere pero no puede dejar de asistir al desarrollo, como si alguien le estuviera sosteniendo la cabeza para obligarlo a seguir mirando la pantalla hasta un final preanunciado.
En todo este rudo contexto, lento de propósito como lenta es la agonía, el realizador austríaco saca de su galera la esencia que da origen al título de este film, pues el amor geronte que nos quiere mostrar es distinto a su lírico antecesor "The Notebook" o "El Cuaderno de Noah" (James Garner y Gena Rowlands) o al también fuerte y emotivo (pero que te permite respirar) "El hijo de la novia" (Ricardo Darín dirigido por Juan José Campanella). Es un amor abnegado que va a ser mantenido, cueste lo que cueste, "hasta que la muerte los separe" o bien hasta el "¿qué tal si salimos y permanecemos juntos?" demostrado con un excepcional talento artístico pues sólo precisa acudir para ello a una desapercibida caricia o una sugestiva mirada. En resumen, voy a cerrar con una calificación paradójica: "apta para personas sensibles".
AQUILANO
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