Haz click aquí para copiar la URL
Críticas de El Tito Mel
<< 1 20 21 22 30 95 >>
Críticas 474
Críticas ordenadas por utilidad
4
12 de abril de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mal narrada. Para quien le gusten las películas que no son capaces de satisfacer durante su visionado hasta que te metes luego en google y buscas teorías sobre ella, pues le gustará. Al resto, lo dudo, porque narrativamente deja mucho que desear.

En realidad no es que sea imposible interpretar el sentido más básico de la historia, yo llegué a esa conclusión durante el visionado por lógica, pero lo negativo es que poco explica del contexto de ello. Tiene un punto de partida interesante que desaprovecha porque la historia no llega a atraer y sí a aburrir. Podría haberse hecho una historia hitchcockiana bastante atractiva con ese punto de partida, pero vale, aceptamos barco, quería centrarse más en la complejidad del personaje que en la trama.

Pero es que tampoco llega a saber desglosarle bien al público la complejidad interna del personaje. ¿En serio alguien tras ver la película llega a comprender bien a Gyllenhaal por dentro? Y no me refiero a la peculiaridad de su caso sino a él, a su personaje. Es decir, ¿de qué nos está hablando esta historia aparte del juego de rompecabezas? Porque aún resuelto este yo sigo sintiendo un vacío existencial con respecto al personaje.

Al final Villeneuve se queda en una tierra de nadie que solo resulta levemente satisfactoria cuando en la red lees las interpretaciones de la gente. Y yo soy de los que piensan que una película no debe jugar a ser interesante fuera de su visionado sino durante el mismo. En mi opinión sobran los artistas estilo James Joyce ("Ha! Ha! jamás nadie sabrá qué he querido decir realmente y dedicarán años e intensos debates a interpretar mi obra, qué jefazo soy...").
El Tito Mel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
21 de octubre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco escuché al cineasta Rodrigo Cortés relatar una anécdota que sirve para entender perfectamente la deriva de Spielberg que desemboca en proyectos como Munich. A mediados de los 80, Spielberg estaba ya consolidado como el Rey Midas de Hollywood y cada film que estrenaba se convertía de inmediato en un fenómeno popular. En una de estas fiestas del mundillo del espectáculo, coincidió con Mia Dillon, por entonces una intérprete teatral muy reconocida en Broadway. Mientras él respondía a los elogios explicando que "sólo hago las películas que me gustaría ver", ella le lanzó un dardo que congeló a todos los presentes: "Qué suerte tener gustos tan comunes".

Lo bueno de ese tipo de condescendencia es que generó en Spielberg la necesidad de hacerse respetar con otro tipo de filmes sin acomplejarle tanto como para renunciar a sus películas de puro entretenimiento y en 1985 comienza su colección de dramas históricos con El color púrpura, la cual fue humillada por los académicos en los Oscar. A partir de ahí trató de intercalar equitativamente ese tipo de obras con sus blockbusters. Con todo, no fue hasta La lista de Schindler que por fin obtuvo el reconocimiento de los sectores más elitistas. Tras alcanzar ese ansiado estatus de respeto en los noventa con La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan, Spielberg encadenó unas cuantas películas comerciales (absolutamente maravillosas, por cierto) hasta Munich, filme donde se mostraba más oscuro y maduro que nunca, adjetivos que llevaron a mucha gente a catalogarla como lo mejor que había hecho el director en casi una década. No solo no estoy nada de acuerdo sino que además, se abre aquí una etapa más gris que luego prosigue con otros dramas históricos como Lincoln, El puente de los espías o Los archivos del Pentágono que marcan para mi los años menos estimulantes de su carrera.

Ahora bien, lo que sí debo reconocer es que de este Spielberg más ajado que nace a partir de esta película, también es esta precisamente la mejor pieza de toda esta etapa con diferencia. El problema que yo tengo con Munich es que es una película que por un lado quiere ser un thriller y a la vez ofrecer un cierto poso reflexivo sobre el trasfondo político-religioso, y a mi no me parece que sea redonda ni en lo uno ni en lo otro. Como thriller no me engancha, me mantiene, pero no me atrapa, empieza siendo demasiado procedimental y acaba disolviéndose hacia el final sin haber alcanzado nunca un punto álgido. Y como reflexión se me queda muy corta y tiene un tono irregular mezclando diálogos certeros con otros que van a los lugares comunes de las reducciones simplonas. Está basada en una obra de George Jonas, un escritor de thrillers políticos al estilo de Frederick Forsythe. La adaptación la llevan acabo Tony Kushner y Eric Roth. Los tres son escritores judíos, pero muy diferentes entre sí. Mientras Jonas era un judío conservador (y para entender el espíritu pragmático de su obra no hay más que saber que la novela se titula Venganza), Kushner es todo lo contrario, un judío poco querido en su comunidad por tener una visión del conflicto palestino no sujeta a partidismos. Creo que la película eleva un poco la intelectualidad del best seller, pero tampoco como para considerarla mucho más allá. No es mal guion, pero yo creo que se podría haber limado más.

Luego, a niveles artísticos, tampoco veo unos trabajos especialmente brillantes. El reparto está correcto, sin más, aunque no se si el australiano Eric Bana y el rubiazo británico Daniel Craig eran las mejores elecciones para esos papeles. Soy un profundo admirador de Janusz Kaminski, pero aquí no me convence su apuesta fotográfica y en especial el manejo de la iluminación en background. Tampoco encuentro planos y movimientos muy sugerentes en la realización de Spielberg. De hecho, siento que aquí comienza un estilo de dirección más sobrio que me hace echar de menos al de antaño (curiosamente volverá a él pero solo en algunas películas de aventuras). Eso sí, John Williams está tan bien como siempre. En general, todo está bien, solo que está lejos de la perfección. A mi me parece una buena película, por momentos muy buena película, pero ni me parece, como se dijo en su momento, la mejor película que Spielberg había hecho desde Salvar al soldado Ryan, ni la considero una obra maestra como dicen muchos, ni está para mi entre las diez mejores películas de su director. Buena película, apreciable, hasta cierto punto encomiable si se quiere, pero mejorable película también.

Nota: 7,5 - 8
El Tito Mel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
20 de octubre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quienes dicen que lo mejor de De Palma fueron sus inicios en la década de los 70, la época en la que lo presentaban habitualmente como "el sucesor de Hitchcock", y no les gusta su etapa de superproducciones de encargo para los grandes estudios iniciada en los 80 y consolidada en los 90 con obras de clara orientación comercial. Yo soy de los que piensan lo contrario.

Me gusta el De Palma que salía a jugar solo ante el peligro y sin complejos en los 70, pero me gusta más el De Palma que se ciñe a hacer lo que mejor sabe; dirigir. Siempre he pensado que sus mejores películas son aquellas donde él no escribe el guion, cuando esta labor ha recaído en escritores de más talento como Mamet, Stone, Schrader, Koepp, Towne... Pienso que su talento para realización está muy por encima de su talento para la escritura. Donde en una su techo es ser un homenajeador de Hitchcock que siempre perderá en la comparativa, en la otra su techo es el de los más grandes artesanos de la composición visual. Además, nunca ha dejado de imprimir su sello personal y su estilo valiente por muy de encargo que fuese una película.

Snake Eyes se encuadra en este segmento que más me gusta de su filmografía. En su momento fue una gran apuesta comercial, tuvo un buen presupuesto y se contrató a la gran estrella del momento, Nicolas Cage, que venía de ganar el Oscar tres años antes y de convertirse en el héroe de acción de moda tras protagonizar un año antes tres de los más grandes clásicos del cine de acción noventero: La Roca, Cara a cara y Con Air. Su caché era tal que su nombre aparece en los carteles del mismo tamaño que el título de la película. El problema con Cage es el ya conocido por todos, su tendencia a la sobreactuación llevada a límites que sobrepasan el ridículo. Aquí le dan un personaje de aire extravagante y claro, Nic se desata y empieza el show de ojos locos y muecas esperpénticas. Pero como la película tiene un cierto aroma pulp, le aceptaremos barco como animal acuático. En todo caso, prefiero la performance insidiosa de Gary Sinise.

Como tenía dinero, De Palma encargó la música a Ryuichi Sakamoto, que venía de ganar el Oscar unos años antes por la reconocible banda sonora de El último emperador. Aquí realiza un trabajo que va de menos a más, comienza con temas de regusto melodramático, de esos que tanto le gustaba pedirle De Palma a su otrora músico de confianza, Pino Donaggio, pero conforme avanza la cinta se mueve hacia tonos más potentes, con mayor tensión y fuerza emocional. Para la fotografía eligió a Stephen H. Burum, operador de confianza tras varias películas juntos y que heredó de su amigo Coppola (suyo es el maravilloso díptico formado por Rebeldes y La ley de la calle). Pero a De Palma le ocurre como a otros directores obsesionados con el control total de la cámara como Fincher, que en realidad al fotógrafo solo lo quieren de ayudante físico porque son ellos mismos los que se ocupan de todo el trabajo artístico visual.

Aquí De Palma se viene arriba. Es como si se hubiese picado con alguien para sacar lo mejor de sí. Es increíble que a un mítico como él nunca lo nominasen a ningún Oscar. Y aquí, aunque la película no sea del tipo que suelen ir a los Oscar, ofrece uno de sus trabajos más llamativos. Son 100 minutos de virguería visual, del tipo que le ha servido a Iñárritu para ganar dos Premios de la Academia. Es curioso como otros han alcanzado la gloria repitiendo lo que ya hacía De Palma décadas antes. Snake Eyes es el show de Brian, un no parar. La película comienza con un plano secuencia de 20 minutos, prosigue con un constante juego de perspectivas con planos subjetivos, travellings, barridos donde empezamos con un personaje y cambiamos a otro en el mismo movimiento, y luego no faltan los planos marca de la casa, esos cenitales por encima de las distintas habitaciones del hotel, esos split focus y pantallas partidas...

Probablemente estemos ante la película más juguetona de De Palma a nivel técnico y eso es lo que eleva el nivel. Por que cuando uno recuerda esta película lo hace por su particular manera de contar la historia, por su narrativa. Y se tiende a confundir narrativa con guion. Pero aquí la narrativa está en la cámara. Si uno se fija, todo aquello que hace diferente a Snake Eyes está en la realización. El guion, de hecho, es mejorable. Tiene un buen punto de partida y considero a David Koepp un gran guionista, no en vano ha sido colaborador habitual de Spielberg (3 veces), Howard (2 veces), Fincher, Zemeckis, el propio De Palma (3 veces) y ha dirigido un par de pelis curiosas adaptando a Matheson y King (El último escalón y La ventana secreta). Pero lo cierto es que aquí va al meollo con cierta prisa, tanto que deja la inusual sensación de que a la peli le habría venido bien una mayor duración para poder desarrollarse más. Y aquí es donde recibo un Zas en toda mi boca porque toca reconocer que ahí ese De Palma setentero amante del suspense podría haber ayudado al guion.

En cualquier caso, pese a que le ocurra como a la mayoría de películas, que va de más a menos, o que tenga alguna sobreactuación, para mi Snake Eyes es una de las más destacadas y recomendables obras de la filmografía del maestro De Palma (y, tristemente, su último éxito). Un thriller con una propuesta formal virtuosa, algún que otro momento memorable y un ritmo ligerísimo con el que se hace muy corta.

Nota: 8
El Tito Mel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
10 de octubre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el gran éxito que obtuvieron Breaking Bad y Narcos, Netflix se especializó durante los siguientes años en sacar todo tipo de productos y subproductos que giraban alrededor del universo del narcotráfico y especialmente sobre la figura de gente random que se convertía en el nuevo Walter White. A mi esa descarada sobreexplotación no me generaba tanto interés y la mayoría de esos productos me parecían cansinos, reiterativos y de una calidad muy inferior a los que trataban de copiar. Pero esta Family Business es la excepción a la regla.

En realidad, la gran baza de la serie es que no trata tanto sobre el narcotráfico, que es una mera excusa para ir avanzando la trama y crear cliffhangers, sino sobre la forma de interrelacionarse de unos personajes diversos y a cada cual más extravagante. Es la razón por la que esta serie me entró bien desde el principio, porque casi todos sus personajes me hacían gracia y porque todos tenían mucha química entre ellos y eso se contagia. Es una serie que combina el humor la comedia francesa con el humor gamberro y vulgar. Yo creo que la mezcla les queda bastante bien y la mayor parte del tiempo me resulta muy divertida.

Obviamente uno no puede tomarse este producto como una serie estilo Narcos ni nada parecido. Los avatares de esta familia judía que cambia el negocio de la carnicería por el del cannabis es una parodia de los Breaking Bad y no tiene mayor pretensión que la de ofrecerte un rato de diversión ligera a base de un extenso repertorio de personajes que van de lo neurótico a lo estrafalario. Las dos primeras temporadas son bastante buenas y enganchan una barbaridad, al fin y al cabo cada temporada solo tiene 6 episodios de media hora, te la ventilas en un pis pas. La tercera temporada empieza a denotar cierta carencia de frescura, aunque sigue haciendo gracia, y por la forma de acabar da la sensación de que han querido ofrecer un plausible final de serie ante la perspectiva de una probable no renovación para una cuarta temporada. Yo creo que aún podría volver al redil y dar para más, pero en cualquier caso me parece una serie fácil de ver y muy recomendable para echar un rato divertido.
El Tito Mel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7
16 de septiembre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay quien dice que hay dos tipos de directores; los que crean y los que copian. Yo creo que hay tres tipos; los que copian para renovar, los que copian para imitar y los que copian para homenajear. Los primeros suelen ser los grandes que pasan a la historia. Los segundos suelen ser de los que nadie se acuerda. Y de los terceros hay muy pocos porque es la menos ambiciosa de las tres y encontrar un director poco ambicioso es muy raro porque para llegar a dirigir una película se requieren al menos una de estas dos cosas: una gran ambición y/o un gran talento. Brian tenía esto último.

De Palma es el gran homenajeador de la historia del cine, el más talentoso de ellos. Algo que es como decir que Scottie Pippen es el mejor segundo espada de la historia del basket. Lo irónico del caso es que, sin tener la pretensión de establecer un estilo propio, al final acabó lográndolo. Y es por eso que De Palma es uno de mis directores favoritos. Es un tío que para mi gusto tiene una elegancia tremenda a la hora de mover la cámara, una mirada particular e ingeniosa a la hora de plantear cómo rodar una escena. Lástima que ese talento y esa creatividad que se puede comprobar a nivel técnico, casi siempre haya sido tapada por los evidentes homenajes que en términos globales incluyen sus obras. Veo sus películas y tengo que estar de acuerdo con quienes dicen que es una copia de algo que otros maestros ya hicieron antes con mayor resonancia y originalidad. Pero al mismo tiempo se me cae la baba con el talento de este tío para dominar el lenguaje cinematográfico. Por decirlo de otra forma; no es lo mismo calcar un cuadro de Dalí, que pintar un cuadro como Dalí. Mucha gente podrá hacer lo primero, pero pocos lo segundo.

En "Doble cuerpo", De Palma homenajea una vez más a su cineasta fetiche, Alfred Hitchcock, en concreto sus películas "La ventana indiscreta" y "Vértigo", todo ello con un influjo de erotismo entre intimista y sórdido, con una atmósfera parecida a la del "Blow Up" de Antonioni (otro de sus fetiches) y una estética que me recuerda a filmes setenteros alemanes de Fassbinder o Wenders. Todo ese ecosistema es lo que a mi me hipnotiza de esta película. Eso y la capacidad de De Palma para concebir planos y escenas icónicas que se graban en la retina. Además, creo que el casting, sin grandes estrellas, está muy bien elegido, todos ellos sin excepción, aunque no haya interpretaciones de altos vuelos sí se puede decir que cada actor es exactamente lo que requería su personaje.

En el lado negativo tenemos alguna escena no tan bien resuelta, alguna decisión estética que a todas luces sobra, algún problema grave que podríamos achacar al maquillaje aunque yo creo que se podría haber solucionado eligiendo mejor ciertos planos (enseñando menos por así decir, ya que se hacen evidentes ciertas cosas demasiado pronto) y sobre todo algunos altibajos de un guion que, si bien tiene momentos muy potentes, roza no ya lo inverosímil sino lo ridículo en alguna que otra ocasión. Esas decisiones de gran talento unidas a estas otras decisiones de mal tino, hacen que el conjunto me resulte irregular. En otras circunstancias la calificaría con un 6, pero me voy a dejar llevar por las virtudes que me seducen de ella para subirle un escalón. En cualquier caso, me parece una obra interesante de visionar.

Nota: 7
El Tito Mel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 21 22 30 95 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Panama in a Day
    2019
    Ricardo Aguilar Navarro, Manolito Rodríguez
    arrow