Una clase difícil con estudiantes problema, es el mismo argumento al que han recurrido películas como La Clase o Diarios de la Calle. Un profesor(a) humanista, apasionado, que apela a la creatividad para despertar la motivación, siempre es una idea atractiva. Esta vez ha sido contada de manera bastante aceptable, con la actuación de Michelle Pfeiffer que adopta una pose demasiado seductora para el papel, exceptuando ese detalle le doy un sobresaliente. Logra su objetivo resultando un film inspirador y emotivo, modo en los que nos mantienen durante los 132 minutos. Sin embargo, si nos iban a contar todo el rollo de estimulante superación personal, el final debió ir en el mismo sentido y no quedarse en una escena insulsa. Faltó algo, una clímax en la historia que despertará emociones y la hiciera realmente memorable.

Todo gueto tiene dinámicas que le son propias y el universo lésbico no es la excepción, esta película las aborda de una manera entretenida. El que todas las chicas del reducido grupo terminen vinculándose con todas, las relaciones patológicas, la inevitable amistad con las ex, la velocidad con la que se pasa del noviazgo a la convivencia y lo efímero de las relaciones, son elementos presentes en la mayor parte de los espacios de lesbo-socialización. Justamente eso ofrece Bar girls, la radiografía del mundo lésbico. Película para ser vista por un observador sin prejuicios o por alguien homosexual, de lo contrario será malinterpretada y se le juzgará severamente como suele pasar con lo que no podemos entender.

Estamos de acuerdo en que no es una obra maestra y las actuaciones son bastante regulares, pero de ahí a calificarla de bazofia y puntuarle 1, no lo concibo. Personalmente la disfruté mucho y a quienes se las he recomendado también tienen una buena opinión de la peli, lo que prueba que para gustos los colores. Las películas de temática gay suelen ser superfluas y centradas en historias de amor, esta por el contrario aborda el conflicto que implica salir del closet frente a los padres y no lo banaliza en absoluto, aunque un observador superficial pueda creerlo así. Recurre al humor para dar respuesta a los mitos típicos en torno a la homosexualidad, con diálogos ingeniosos y buenos giros. El humor que despliega es sarcástico y mordaz, de ese que no abunda en las producciones cinematograficas. También es una buena radiografía de cómo se tejen los vínculos de pareja en el mundo homosexual y las dinámicas que le son propias. La recomiendo y la volvería a ver.

Eran altas mis expectativas con esta película y no se cumplieron. No es mala pero está lejos de llegar a extraordinaria. Por supuesto, para gustos los colores y hay quienes la encuentran una obra maestra. Prefiero personajes elocuentes de discursos geniales, contrario a eso encuentro las intervenciones del testigo número ocho limitadas y en ocasiones parcas. Hay aspectos interesantes que conviene mencionar: la interacción de masculinidades en la sala, las distintas formas de ser hombre representada por cada personaje, los prejuicios que aparecen distorsionando, los vaivenes de un grupo de hombres por las múltiples interpretaciones de un mismo hecho, lo escurridiza que es la verdad y la complejidad de ese sistema que llamamos justicia. No la recomendaría, no la volvería a ver y a mi manera de ver son inmerecidas las críticas sobresalientes que recibe.