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Críticas de Time Bandit
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Críticas 124
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de febrero de 2012
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera (y por desgracia, también penúltima) película de Timothy Dalton como James Bond. Teniendo en cuenta lo popular que fue Roger Moore, tampoco es de extrañar el poco éxito que tubo Timothy, ya que es todo lo contrario de lo que fue su predecesor. Personalmente, agradezco que se alejara del humor exagerado de Moore, que en más de una ocasión era realmente vergonzoso. Es cierto que en esta película se encuentra la escena de la bajada por la nieve en la funda del violonchelo, pero en la mayoría de películas de la saga protagonizadas por Moore había momentos mucho peores.


Centrándome en esta película en cuestión, en mi opinión tiene uno de los mejores argumentos de la saga, con varios giros bastantes interesantes. Siempre me ha parecido un acierto que no se sepa quien es el villano, como sucede en la mayoría de películas de la saga. La escena en Gibraltar me parece un inicio excelente, aunque el resto de la película no se queda atrás. Timothy Dalton hace un gran trabajo creando el Bond más humano de toda la saga, aunque Craig va por un sendero parecido. Todo el tema de la violonchelista me parece muy interesante, y creo que ha sido una buena “chica Bond”. Personalmente, no me desagrada la “monogamia” de James en esta película, creo que encaja bastante con la trama, meter a otra mujer en la historia podría haber quedado muy forzado. De los personajes secundarios, ninguno desentona en absoluto, aunque yo destacaría el interesante trabajo de Joroen Krabbé como Koskov.

El desenlace en el avión me parece realmente emocionante, especialmente la pelea contra el matón ruso.


En definitiva, esta es una película injustamente menospreciada, como todo el fantástico labor de Timothy Dalton como James Bond.
Time Bandit
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7
4 de junio de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que se suponga que en el mundo occidental vivamos en una sociedad justa, donde todos al nacer partimos de la misma posición y con las mismas oportunidades los unos de los otros, lo cierto es que la desigualdad es un estigma que separa a unos y a otros desde el primer día de muy diferentes maneras; aunque todas relacionadas directa o indirectamente con el dinero, o más concretamente con el poder adquisitivo de la familia en el que uno haya tenido la suerte de nacer. Uno de los puntos claves de ello es la educación, sólo hay que ver las diferencias entre los colegios o institutos, dentro de un mismo país o incluso en la misma ciudad, destinados para los descendientes de los más pudientes, o las aulas donde se amontonan los vástagos de los menos favorecidos. En “La profesora de historia” se muestra una de estas clases, más concretamente donde se agrupan los “deshechos” de segundo de secundaría de un instituto público francés (aunque pudiera ser de cualquier otro país, incluido el nuestro), a los que todos, incluyendo ellos mismos, les han dado por perdidos.

Podemos ver reunidos varios prototipos de estudiantes, tan abundantes también en los institutos de ESO de mayor índice de fracaso escolar, con sus macarras, sus “chonis”, profesores atemorizados ante sus estudiantes, y esos “empollones” condenados al silencio en un entorno donde la ignorancia es la ley y donde tener mayor conocimiento que el resto, en lugar de ser premiado, es castigado con el escarnio público. A lo que hay que añadir las particularidades de una sociedad tan plural como la francesa actual, con varias jóvenes de diferentes etnias y religiones. Todos esos alumnos tienen algo en común: nadie espera nada de ellos, sino una vida condenada al fracaso. Pero todo cambiará gracias a su profesora de historia y tutora (a la que da vida Ariane Ascaride, un gran acierto de casting, pues ya físicamente da el pego como docente) que será la única persona que confiará en ellos, y lo demostrará apuntándolos en un concurso nacional con un trabajo sobre los niños y los jóvenes en la Francia de la ocupación Nazi. Aunque al principio la mayoría de alumnos se negarán en rotundo, poco a poco irán cambiando de opinión, mostrándose la evolución de ellos como grupo e individualmente.

Bien es cierto, que todo esto podría recordar (y recuerda) a cientos y cientos de películas sobre profesores entusiastas e idealistas con alumnos problemáticos pero con buen corazón, y la evolución y redención de estos últimos; y el esquema es prácticamente el mismo que el seguido que todas estas obras. Con la diferencia de que, a diferencia de muchas de éstas, se nota que no está realizada con el piloto automático, sino que está cargada de entusiasmo y pasión; a lo mejor debido al tema del que trata el trabajo de los estudiantes. Un asunto que, hoy en día, con el resurgir de ciertos movimientos neofascistas en Europa, cobra más importancia que nunca.

Una película necesaria y valiente, cuyo mayor defecto es el esquema sobre-utilizado por muchas películas antes que esta, lo que elimina gran parte del efecto sorpresa, haciendo que el espectador sepa en muchos momentos lo que va a suceder a continuación. Aunque, teniendo en cuenta eso, tiene aún más mérito que la obra en su conjunto siga permaneciendo fresca y viva. Aunque, sin lugar a duda, sus mayores virtudes residen en los dos mensajes que se entrelazan en la obra: por un lado, no hay que rendirse y confiar en la capacidad de cada uno pese todas las dificultades y luchar por sus sueños. Y por el otro, el mensaje profético de que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. Algo que podemos aplicarnos a este lado de los Pirineos.
Time Bandit
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8
7 de enero de 2014
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1947, Hollywood aprueba una subida de impuestos para la exportación de films, lo que obligará al gobierno británico a exigir un aumento de las producciones nacionales; donde la emblemática Ealing jugará un papel esencial. Los estudios, al ver llenos sus platós; deciden realizar un proyecto donde predominen las escenas en exteriores, y para dirigirla deciden confiar en un joven americano de origen escocés, que hasta entonces se encargaba de realizar storyboards y guiones, llamado Alexander MacKendrick. El resultado de todo eso es esta película, más compleja de lo que parece, que ha quedado en la historia como uno de los más claros ejemplos del humor inglés: en lugar de buscar la risa fácil, utiliza la ironía y la sátira. El mismo año en que Whisky a Go-Go llegó a los cines, también lo hicieron dos de las más emblemáticas producciones de los Ealing Studios: “Ocho sentencias de muerte” y “Pasaporte para Pimlico”.

Todday es una isla pequeña, donde la gente vive tranquilamente; hasta que por culpa de la Guerra Mundial, la ciudad queda seca de Whisky, provocando que la población se hunda en una gran depresión. Una noche, un barco encalla contra las rocas con un cargamento de 50000 botellas de whisky, aunque el capitán inglés Wagget intentará evitarlo, los aldeanos harán todo lo posible por conseguir hacerse con ese tesoro. Cuando el preciado líquido vuelve a la aldea, éste ejerce un poder milagroso entre sus gentes (los ancianos recuperan la vitalidad, los enfermos sanan, los jóvenes recobran el valor, etc).

Pero, aunque a simple vista puede parecer una simple comedia ligera, es mucho más; sobre todo gracias a la labor de Alexander MacKendrick, donde ya empezó a dar muestras de su famoso perfeccionismo. El Capitán Wagger, inglés, representa la civilización y la autoridad de la ley; intentará frenar la anarquía iniciada por los aldeanos. En un principio, la simpatía recae completamente hacia estos últimos, a los que parece el whisky realzan todas sus virtudes; aunque por la parte final el tono se vuelve un poco más claro oscuro, al mostrar al Capitán Wagger con más compasión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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7
11 de octubre de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el gran éxito de “Avatar” en el 2009, se inicio la moda de las producciones en 3D. En la inmensa mayoría de los casos, dicha tecnología sólo servía para lanzar como energúmenos todo tipo de objetos a los espectadores, o simplemente para sacarles los cuartos a estos como pardillos. Pero el año pasado una verdadera delicia visual titulada “La vida de Pi”, nos demostró que el 3D en el cine podía ser algo más que un sacacuartos, y ahora, “Gravity” ha dado un paso más.

Desde que comienza el fin, el espectador tiene la sensación que esta navegando en el espacio. El inicio no podía ser más espectacular, con ese fantástico plano secuencia (verdadero o falso, da igual) en el que, además de presentarnos a los personajes, hace gala de un gran desplegué visual que deja al espectador con la boca abierta, y con la duda de si lo que esta viendo una película o un documental gracias al hiperrealismo con el que nos presenta Alfonso Cuarón el espacio exterior. En algunos momentos podemos sentir agorafobia en ese impresionante espacio, pero en otras ocasiones se nos transmite una gran claustrofobia, estas angustiosas experiencias las sienten los protagonistas, y nosotros através de ellos. Visualmente es una maravilla llena de detalles, en la que el 3D nunca ha encajado también, hasta el punto de volverse imprescindible. Pero, a diferencia de Avatar, “Gravity” no es un mero espectáculo vacío: es mucho más.

Sobre los actores, George Clooney rebosa carisma y buen humor, quedando perfecto en el papel de veterano astronauta. Robert Downey Jr, primer candidato para el papel, seguramente hubiera quedado demasiado histriónico, en cambio el papel le ha quedado a Clooney como un guante. Pero sin embargo la gran sorpresa ha llegado del lado de Sandra Bullock, he de confesar que su papel protagonista en esta película era lo que hacia que me mostrara más excéntrico hacia la misma, sobre todo teniendo en cuenta otras candidatas para el papel. Pero en esta película, Sandra Bullock nos obsequia con la que seguramente sea la mejor interpretación de su carrera, donde nos trasporta al espacio junto a ella, sintiendo la misma angustia que siente ella cada vez que las cosas se complican.

A simple vista, “Gravity” podría parecer una simple película espacial, pero cualquier parecido con películas como, por ejemplo, Armageddon de Michael Bay, es mera coincidencia. La que aquí vemos no es simplemente un viaje espacial: también es un viaje interior.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Time Bandit
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8
18 de febrero de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre normal con una vida normal. Tiene un trabajo normal y está saliendo con una chica normal, con la que tarde o temprano terminara casándose. Pero un día lo que parecía una jornada rutinaria de trabajo cambia para siempre la vida de este conductor de ambulancias. Cuando se disponía a salir de la mansión de la familia Tremayne, se dejo atraer por el canto de sirena -en forma de piano- y cayó en una red de la que no será capaz de escapar. Conocerá a Diana, una mujer con cara de ángel, frágil y de aspecto inocente; pero que en su interior alberga el mal. Sin embargo el protagonista no lo verá, en cambio, sus ambiciosos deseos florecerán, sin miedo de mostrar su vena más arribista, no le importara sacrificar a su novia, su trabajo y en general, su antigua vida.

Los celos son el eje central de la historia, sobre la que giran los protagonistas de la misma, ya sea de una manera directa o indirecta. La antigua novia del protagonista, aun habiendo calado a Diana desde el primer segundo, no evitó que su entonces novio se acercara cada vez más a ella. Y el motor que mueve cada uno de los estudiados movimientos de Diana son al mismo tiempo los celos, especialmente hacia su padre. No aguanta a su madrastra, a la que describe en todo momento como un ser oscuro y cruel, que haría cualquier cosa para provocar su infelicidad. Todos esos celos, todo ese odio que crece en su interior, sumergirán a la joven en una espiral de autodestrucción.

En esta obra se nos muestra un mundo podrido, en el que los sentimientos no son verdaderos sino interesados. Donde la verdad no importa, sólo tienen relevancia los resultados. Un mundo que se muestra apetecible desde el exterior, pero una vez dentro el único destino posible es sumergirse en el abismo. Una obra sombría y oscura, narrada con gran habilidad, que cuenta con dos escenas muy impactantes; incluso hoy en día. Las interpretaciones protagonistas, junto a la adecuada puesta en escena sirven de perfecto vehículo para trasladarnos al interior de ese mundo, convirtiéndonos en testigos privilegiados de cómo sus protagonistas son arrastrados hacía la perdición.

Robert Mitchum consigue mostrarnos las ambiciones y contradicciones de su personaje. Sus ganas de lograr su sueño de conseguir abrir su taller de coches, aun sabiendo que cerca de esa chica no podría terminar bien. Jean Simmons está perfecta como la maquiavélica mujer fatal, que mientras distrae a todos con su apariencia angelical, mueve los hilos desde la sombra para cumplir sus deseos. Viendo el aspecto de los dos en su primer semblante, resultaría imposible pensar que esa dulce y delicada mujer podría crear el menor peligro a ese hombre alto y fuerte; seguramente él pensaría lo mismo, pero poco a poco se descubrirá que las apariencias engañan, y que tras esa cara de ángel… se esconde un alma de diablo.

http://nosoyuncritico.com/ciclos/2015/02/ciclo-robert-mitchum/
http://nosoyuncritico.com/criticas/ano/sunday-classics-2/2015/02/cara-de-angel/
Time Bandit
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