En alguna ocasión, sentados en el metro, hemos encontrado en el asiento de enfrente, a alguna persona con alguna "macabra" enfermedad, o con las tétricas secuelas de algún accidente. Nuestra primera reacción siempre es no mirar. Nuestra conciencia, nuestro estómago, nos invitan a ello. Pero unos segundos después, nuestra curiosidad nos empuja a mirar un poco, de medio lado.

Michael Haneke, nos pone de nuevo delante de otro personaje enfermizo, un personaje masoquista, con extrañas vertientes sexuales. Y mira de reojo con su cámara, para que nosotros podamos mirar de frente a la pantalla. Y así poder disfrutar de la gran actuación de Isabelle Huppert.

Se trata de la segunda ocasión en la que me enfrento con un personaje masoquista. La primera fue con Secretary, producción americana con final feliz. En esta segunda experiencia, he encontrado situaciones mucho más extravagantes, pero por contra me ha parecido un personaje mucho más próximo y creíble. No me ha sorprendido el contraste entre la reconocida pianista de día y la inaudita ninfómana de noche. Siempre he pensado que las vidas sexuales más tórridas, se esconden detrás de los personajes más solemnes.

Esta película promueve el vicio, el vicio de comerse las uñas mientras se ve. Consigue meterte en la piel del personaje de José Coronado y sentir el desasosiego, el agobio, la impotencia, la tensión de la vida que se ha creado. Como las malas pesadillas, sentirás alivio cuando termine y te des cuenta de que nada era real.

Comedia negra. Muy buena en la parte cómica, con un gran Sergi López hablando francés con un gracioso acento español. Y muy buena en la parte negra, con escenas inesperadas, giros sorprendentes, situaciones sin sentido. Una gran película de Dominik Moll.

Si te gustó esta primera película del director y esperas encontrar mas de los mismo en su segunda película Lemming, no ocurrirá así. El lo intentó pero resultó un auténtico bodrio.

He visto que calificaban esta película como drama, pero realmente entra entre las elegidas como un "Dramón". Una gran película que mantiene la emoción y la intriga desde el primer minuto hasta el último. Con giros sorprendentes e interpretaciones magistrales.

Tan alto dejó el listón Eastwood con esta película, que Million Dollar Baby me supo a poco.

Cuando vi esta película hace ya dos años. Salí impactado, emocionado, creyendo que acababa de ver una película de las grandes. Pero con el tiempo me he recuperado del golpe, y se ven las cosas de otra manera

Hay aspectos que me siguen gustando: el estilo documental, las escenas de teatro callejero, la frescura de los actores.

Pero escenas como la final, que tanto me sorprendió en su momento. Vista con distancia, me parece una gran tontería. Aunque si lo único que pretendía era dejarme pegado al asiento por unos momentos eso sí que lo consiguió. En general la parte de la historia que trata las relaciones dentro del grupo de teatro tiene muy poca sustancia.

Conclusión, si sólo hubiera montado las escenas del falso documental, hubiera sido una buena película, con este formato el conjunto se queda en vulgar.