Este es sin ninguna duda alguna el único episodio real que compone "el gabinete de las curiosidades", el resto de episodios son sólo relleno de inmundicia y mediocridad típica de netflix.

Tremendísima fotografía, ritmo y actuaciones solventes (Peter Weller se los merienda a todos) con un climax a la altura del crescendo que se va construyendo. Cierto es que al tener un prólogo tan extenso podrían haber cuidado más los diálogos y convertirlos en algo más interesante y profundo ya que nos pasamos más de media hora simplemente escuchando a gente tener conversaciones sin ningún tipo de sustancia pero sé que estoy pidiendo un imposible en estos tiempos modernos ya que todas las producciones actuales adolecen de una mediocridad infinita en lo que se refiere a personajes y diálogos, siendo netflix el caso más notable de estulticia y cutrez.

Este episodio se sustenta en su trabajadísima estética, fantástico ritmo y su narrativa, que acompañan de la mano al espectador hasta el final.

Panos Cosmatos se saca los genitales, se mea encima de todos y yo quiero su líquido.

Es sin duda de lo mejor que he visto en años.

Alex de la Iglesia nos devuelve en plena decadencia de occidente del siglo XXI una comedia rescatada de los tiempos en los que te podías reír sin temor a que te hagan campañas de difamación ni cancelación.

Es una película tonta, sí.
Es un despropósito, sí.

Y precisamente lo bueno de esta pequeña joya es que es autoconsciente de que es una comedia del absurdo existencial jugando con los estereotipos, algo que es típico del cine de Alex de la Iglesia.

No es una comedia políticamente incorrecta -aunque habrá algún progre rancio que opine que sí- y no llega al nivel de "muertos de risa" o de "crimen ferpecto" pero es de lo mejor que he visto esta última década, plagada de comedias anodinas, sobadas y moralizantes con personajes planos y vacíos.

Si esta película fuera estadounidense o francesa tendría miles de fans.

Gracias, Alex de la Iglesia, por hacernos reír en estos tiempos tan turbios.

Crítica de la primera temporada.

Sentarse a ver una serie actual (posterior al año 2020) implica un compromiso por parte del espectador a estar con las nalgas prietas ante narrativas pobres, guiones espantosos o diálogos auténticamente aberrantes y sin ningún sentido, por no hablar del racismo y sexismo que la cultura "woke" ha dejado impresa a fuego en todos los medios de comunicación y todas las producciones audio visuales.

En Silo asistimos a unos primeros episodios no tan marcados por esos achaques pero sí van apareciendo paulatinamente, siendo los diálogos y el guión en lo que más se nota la pérdida de calidad. El azote "woke" es más sutil que en otras producciones pero está ahí de fondo como el mal olor de una bolsa de basura en un ascensor.

A partir del quinto episodio asistimos a la concatenación de clichés y eso es lo que le hace perder una calidad que más o menos se mantenía firme en los primeros episodios, dejando para el último episodio todo lo esperable en esta debacle creativa en la que nos hallamos desde hace décadas, previsible, facilón y aburrido.

Dicho todo esto, es una serie que se deja ver como mero entretenimiento pero es absolutamente mediocre y por lo tanto supera a casi toda la producción audiovisial actual, que es de un nivel auténticamente lamentable e inmundo.

La verdad es que no entiendo las malas críticas. Es un primer episodio cercano a lo divino porque trata tema super profundos y complejos como el hacerse caca en una iglesia y en dos frases al final del episodio te explican lo que sucede.

La verdad es que está muy bien hecha, las actrices defienden su sororidad y lo hacen siempre con una sonrisa y buen rollo.

Yo no entiendio las malas críticas a este episodio en concreto cuando el episodio "san junipero" está tan bien considerado.

No he leído los libros así que no me importan demasiado los cambios de raza y sexo de los personajes para adaptarse al racismo y sexismo de las costumbres retrógradas de los medios de comunicación aupados por la progresía del siglo XXI.

Lo que sí me importa son los diálogos cutres; las escenas artificialmente pomposas repletas de vacío que duran diez minutos cosidos a base de frases grandilocuentes que no dicen nada mientras momentos narrativos que parecen cruciales para la historia sólo se exponen durante escasos segundos; culebrones escritos por púberes que quieren creerse adolescentes y presentados en pantalla para infantes; etc.

Es un auténtico escupitajo a la inteligencia que exuda modernidad y actualidad típica del siglo XXI.

Eso sí, los diseños de producción y la producción en si misma son absolutamente espectaculares, son para ver en pantalla cinemascope ultra panorámica imax. Esos dos detalles me han hecho ver los dos primeros episodios pero no llegaré a ver el tercero.