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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Comedia. Drama En Carthage, un pueblo de Texas, Bernie Tiede (Jack Black), un enterrador muy querido por toda la gente del pueblo, entabla amistad con una rica y malvada viuda (Shirley McLaine). (FILMAFFINITY)
13 de noviembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de una filmografía repleta de estilos, géneros, y distintos recursos narrativos (patentes en películas como su trilogía del amor con Ethan Hawke y Julie Delpy, A Scanner Darkly, Escuela de Rock o Movida del 76; cada una más opuesta en todo a la anterior), Richard Linklater aún no había apostado por un subgénero bastante peliagudo -para el cine-: el docudrama testimonial. Articulada en torno a espontáneas entrevistas a los habitantes de un recóndito pueblo de Texas, Linklater levanta una comedia negra en la que el equilibrio entre la ironía y la compasión nunca se hace desigual.

Basada en una insólita historia real, Bernie nos cuenta un episodio en la vida de este hombre, Bernie, un maquillador de cadáveres que gracias a su carácter afable, a la sonrisa que siempre tiene para los demás, a su cuidado y cariño con todo el mundo, vivos o muertos; es uno de los habitantes más queridos de su localidad, el remoto e idílico (aparentemente) pueblo de Carthage, Texas. En un momento dado, entabla amistad con una ricachona viuda a la que visita tras la muerte de su esposo, y que es la antítesis de Bernie: tacaña, desagradable, racista, seca. De la relación entre ambos estalla lo que supone un caldo de cotilleos para todos los habitantes locales, que pone en evidencia esa existencia idílica falsa, ese afán por las apariencias, por “parecer” más que por “ser”, de todos los personajes de la película.

No hay nada evidente en la mirada de Linklater a Bernie, ni en la tesis de su película. La mayoría de sus actores no son tales, sino gente que en realidad habita en Carthage y que vivieron los sucesos que aquí se cuentan. Otros, como Shirley MacLaine o Matthew McConaughey, hacen tan buen trabajo que tampoco parecen intérpretes. Y sirviéndose de ese formato de entrevistas, Linklater lanza una sutil crítica a esa América profunda del cotilleo, la de las falsas sonrisas, los ciudadanos bonachones, las pequeñas historias locales convertidas en vértices de muchas vidas.

Pero sería demasiado fácil reducir a Bernie a una especie de crítica social. El humor de Linklater a la hora de escribir, filmar e idear la adaptación de la historia, (como ejemplo, la magistral secuencia inicial) hace que la mirada incisiva nunca prevalezca sobre la mirada cariñosa que le dedica a todos sus personajes, aprovechando cada gota de su encanto y sugiriendo cada recoveco de sus dobles intenciones.

Por supuesto, si hay alguien que hace que ese delicado equilibrio ocurra es su protagonista. Nunca he aguantado demasiado como actor a Jack Black, pero su mímesis como Bernie no sólo me parece el mejor trabajo de su carrera, sino un trabajo excepcional. Es verdaderamente emocionante la transformación que el actor hace para su personaje, ese solitario de alma ¿blanca?, amanerado y amante de las cosas bellas, cuya esencia nunca descubre, pero deja ver en pequeños actos. Su trabajo es emotivo y sutil pero a la vez arriesgado y extremo, una composición actoral perfecta que entiende completamente el singular tono de todo un filme que es en sí mismo una pequeña joya.
jaly
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