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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama En el año 1944, durante el horror del campo de concentración de Auschwitz, un prisionero judío húngaro llamado Saul, miembro de los 'Sonderkommando' -encargados de quemar los cadáveres de los prisioneros gaseados nada más llegar al campo y limpiar las cámaras de gas-, encuentra cierta supervivencia moral tratando de salvar de los hornos crematorios el cuerpo de un niño que toma como su hijo. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2016
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la interminable lista de ejemplos cinematográficos que existen documentando los horrores del Holocausto, el referente que no se me quitaba de la cabeza mientras veía y sufría Son of Saul es uno de los libros más impactantes a su vez que he leído, 'Si esto es un hombre', de Primo Levi, amalgama alegórica sobre la supervivencia del propio autor a los campos de exterminio en el que Levi, además de reconstruir su dolorosa experiencia y de escribir un poderoso tratado casi filosófico sobre la deshumanización y el salvajismo, deja muy claras sus intenciones con párrafos como este:

“Para escribir este libro he usado el lenguaje mesurado y sobrio del testigo, no el lamentoso lenguaje de la víctima ni el iracundo lenguaje del vengador: pensé que mi palabra resultaría tanto más creíble cuanto más objetiva y menos apasionada fuese; sólo así el testigo en un juicio cumple su función, que es la de preparar el terrero para el juez. Los jueces sois vosotros."

Al cambiar palabra por imagen, nos podemos encontrar fácilmente con esta soberbia película, Son of Saul. Ignoro si László Nemes tomó alguna referencia sobre el libro de Primo Levi, pero su efecto es igual de devastador. Son of Saul está construida alrededor de una excusa (no existe ni siquiera tal hijo), pero la odisea de Saul es un último intento de seguir siendo un hombre, y no una bestia o una máquina, cuya única función en vida es perpetuar el horror. Por eso Saul se agarra a ese cadáver infantil y quiere darle sepultura, porque es, con seguridad, el único vínculo que le queda con la cordura, e incluso, con su propia condición de hombre.

Son of Saul es una obra maestra porque la cámara de Nemes, en un extraordinario debut, cuenta esta historia de terror con un único recurso: el convertirla en la mirada subjetiva de su protagonista, el no apartarla ni desviarla nunca de su rostro y su escorzo, de su percepción. Por eso es tan doloroso mirar: porque convierte a cualquier espectador en protagonista de esta barbarie fuera de foco que está ocurriendo, una barbarie de la que es imposible escapar, precisamente, porque ya la tenemos dentro.

"La convicción de que la vida tiene una finalidad está grabada en todas las fibras del hombre, es una propiedad de la sustancia humana." Otra frase de Levi que grabaría el destino de Saul, ese extraordinario actor que es Géza Röhrig, cuyo horror está escrito en el rostro, y cuya expiación, aunque breve, ilumina ese terrible final. No es Son of Saul una película que arroje esperanza sobre lo que ocurrió, porque eso es imposible. Pero si arroja al espectador dentro de esa rueda de crueldad y muerte, y lo hace de una forma en que lo explícito no tiene cabida, y aún así duele mirar como mira Saul.
jaly
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