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España España · Madrid, Jaca
Voto de jaly:
9
Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
30 de diciembre de 2013
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta infructuoso tratar de valorar este primer volumen de Nymphomaniac como una película independiente de la segunda parte que está por venir. Pese a la aprobación de Lars von Trier en cuanto a la división y a, digámoslo claro, la censura (porque aún existe, por alucinante que sea si te paras a pensarlo), Nymphomaniac no tiene nunca vocación autoconclusiva, necesita de lo que está por venir para ser el todo, como así atestigua su aplastante fundido a negro final.

Dicho esto, y con la expectación creada de cara a este nuevo proyecto de von Trier, Nymphomaniac me parece una película superlativa, en estilo, tesis, contenido e interpretaciones (de sus temas, de sus actores). Muchos esperaban el filme por el morbo creado en cuanto a su contenido sexual, y Nymphomaniac nunca se ve ensombrecida por ese valor (el morbo) que nada tiene que ver con la película: el sexo, todos los coitos de la película, significan algo, cuentan algo más del devenir vital de esta mujer, de su evolución e involución humana. Además, están rodados, cada uno, conforme a esos significados, conforme a la diferencia que crea o destruye en la protagonista.

Pero aparte de eso, Nymphomaniac no sólo es una película insólita y valiente, también demuestra una exquisita sensibilidad hacia lo femenino, una comprensión total por parte de su director en cuanto al recorrido vital de la mujer, sea ninfómana o no, que por otra parte, ya había demostrado en muchas de sus obras (Dogville, Melancolía, Rompiendo las Olas…).

Como se trata de Lars von Trier, no todo puede quedar en la narrativa. Se le puede acusar de pretencioso si se quiere, pero sus tesis metafísicas, humanísticas, nihilistas, religiosas, y la forma en la que aquí las engarza con las pulsiones sexuales es magistral. El valor del personaje de un excelente Stellan Skarsgård está aquí, en ser el antagonista dialéctico de una mujer a la que vamos conociendo poco a poco, apoyada por la sutil y misteriosa interpretación de Charlotte Gainsbourg.

Y con una cadencia constante de viaje en tren, recorremos el interior de ella, desde una infancia y adolescencia inicial (representada en una sobrenatural Stacy Martin), hasta su primer amor (Shia LaBeouf, ya lejos de su anterior carrera, espléndido), la relación con su padre (nunca Christian Slater ha estado también; su secuencia en el hospital es de una belleza abrumadora), y con todos los amantes, y daños colaterales que encuentra (destaco en especial la secuencia con una fascinante Uma Thurman, repleta de dolor pero con un sentido del humor insólito).

Y apoyado además de en un discurso del que van apareciendo distintas capas y lecturas desde lo que es el sexo para la mujer hasta la esencia misma de su personalidad, von Trier compone secuencias magistrales (las mencionadas del hospital y con Thurman, aquella que tiene lugar en el tren, el maravilloso montaje sobre tres de los amantes de la protagonista en paralelo, con sus alegorías poéticas…), sabe ser moral sin ser moralista, y trascendente sin ser plomizo. Su poética, en este caso, es estilizada y espiritual, mucho menos directa y gráfica (irónicamente) que en otras cintas suyas; y esa demoledora frase y fundido final, deja a el espectador impaciente por conocer más del recorrido vital de esta mujer, de su carne, de su espíritu, y de su esencia como ser humano.
jaly
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