Secretos Compartidos es una sutil y realista comedia romántica que consigue lo que muchas en nuestro tiempo no lo hacen: entretener a la vez que divertir a la vez que emocionar. Para ello se aleja de los lugares comunes de este tipo de cintas, renuncia a tópicos y clichés del genero, como personajes mayoritariamente femeninos histriónicos y masculinos planos. Es una película que esconde mucho más de lo que enseña, por lo que bien podría ser un Annie Hall del siglo XXI, por varias razones (las digo antes que los fanáticos de Woody Allen o los que no hayan visto la cinta se me hechen encima): su análisis sincero y realista de la pareja de nuestros días es sencillamente perfecto, por el recorrido que lleva la relación y el propio recorrido personal de sus protagonistas, en todo momento humanos. Esto lo consigue un estupendo guión del propio director, en el que tanto las situaciones como los propios personajes encajan a la perfección en la vida real. También es obra del director una estupenda dirección, que consigue innovar en un genero tan encorsetado como la comedia romántica, al conseguir con su cámara enseñar las emociones de sus protagonistas a través de repentinos y recurrentes planos detalle que ejercen un papel hipnótico con el espectador. Asímismo, el introducir nuevas emociones en el género como un ligero toque amargo (como también ocurre en La Joya de la Familia o Separados) juega también a su favor. Pero, evidentemente lo que destaca de este filme es la forma en que los actores afrontan sus personajes, y eso se nota en el cariño que les tienen al interpretarlos, probablemente porque estos son seres de carne y hueso, maduros, que viven situaciones que todos alguna vez hemos vivido. Uma Thurman encaja a la perfección en su papel de mujer que al borde de los cuarenta se ve abocada a una crisis emocional de la que le salva de nuevo el amor de un joven, que le hace de nuevo rejuvenecer. Su interopretación es sentida, creible y emocionante. Meryl Streep hace una de sus pocas incursiones en la comedia con el papel de Psicoanalista de Thurman, y las escenas más cómicas recaen principalmente en ella, pero como buena actirz que es, consigue introducir en su personaje muchas más emociones en forma de matices que nos dejan ver la mujer que es o el amor que le profesa a su hijo. Y el casi debutante Bryan Greenberg consigue superar un reto que a todas luces puede parecer imposible. Dejarse ver, y no solo eso, convencer y emocionar, entre dos titanes de la interpretación como son Thurman y Streep. Su papel lo resuelve con convinción y naturalidad, destaca tanto en las escenas con su madre como en las que tiene con su amante. Consigue ser divertido, elegante, pequeño o adulto.
Tres magnificas interpretaciones servidas en bandeja de oro en un filme que hubiera merecido mayor atención.