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Voto de AngieTamayo31:
9
Drama Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá ... [+]
15 de septiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fabulosa y a la vez muy dramática, esta producción de Yojiro Takita encierra una poderosa magia en su interior, llena de tradicionalismo y un toque de comedia que convierte la experiencia en algo más que agradable e interesante.
Para comprender, cuan profunda es la trama de Okuribito, es necesario entender que lo que a nosotros los occidentales nos puede parecer un mero trabajo "desagradable" (en algunos casos), en Japón toma otra dimensión impensable a nuestros ojos. Para hacernos una idea, Japón es un país famoso por su infame discriminación a los Burakumin, que son los "paria" de la sociedad japonesa. Los Burakumin son aquellos que en tiempos feudales se encargaban de manipular los cuerpos de los difuntos y aquellos que trabajaban en la industria del cuero. Aún hoy en día los Burakumin que son totalmente indistinguibles de cualquier otro japonés son marginados, viviendo en guetos sobre todo en la región de Kansai al sur de Japón. Ahora sabiendo esto, nos hacemos una idea de lo sucio en indigna es esta profesión para los japoneses.
De ahí la discriminación que sufría el personaje principal.
Además de poseer un guion que satisface y entretiene a cualquiera, Okuribito es también una obra maestra en sonido.
Su pista sonora tiene la capacidad de evocar cientos de respuestas en la audiencia de muy diversos tipos.
La música clásica, es predominante en sus 131 minutos de duración, es una herramienta de inmenso poder, herramienta que Satoshi Ozaki y Osamu Onodera no desaprovechan en ningún momento, deleitando al espectador y no dejándolo solo en ningún momento.
Una verdadera muestra de genialidad y gran dominio, clásico de los japoneses.
AngieTamayo31
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