Preciosa. Parece que no pasa nada, y pasa la vida.
Esta es la línea, la que está en el centro de esta crítica donde todo lo demás sobra. Cuando veáis esta imprescindible obra de arte lo entenderéis; a menos que no seáis poetas, no hayáis escrito nunca o padezcáis de hipertrofia severa de la insensibilidad (cuadro clínico diagnosticado a Trump).

¿Se puede ser prudentemente feliz conduciendo un autobús, escribiendo en un cuaderno secreto, amando a una sola mujer, paseando a un perro cascarrabias y saboreando una buena jarra de cerveza; durante el 80% de tu tiempo vital?
-Sí. Y si no lo creen pregunten por Paterson, el marido de Laura, esa notable aficionada a la repostería, que adora el blanco y negro. Sí, ese chófer que lee a William Carlos Williams; aquel que trabajó de médico en esta ciudad de Nueva Jersey.

Aquí sí se cumple aquel aserto de que el que menos necesita es el más rico. Yo quiero invertir en los mismos bonos del hombre tranquilo que mira las cataratas del río Passaic.