Cine europeo cabalgando sobre la sureña brisa blusera de los USA, con una foto gastada de John Cassavetes dentro de la bota sin espuelas del director de Ohio, pero de ascendencia irlandesa, alemana y checa. Así es el cine que Jim Jarmusch nos muestra en Down by law, con un blanco y negro luminoso que parece dibujado con pluma.

Tres hombres jóvenes por azares del destino y por su afición a caminar por el lado oscuro de la vida, aún siendo unos pardillos, dan con sus huesos en la cárcel, donde pondrán en común pensamientos, fobias, idiomas, algún cigarrillo y rivalidades. La amistad vendrá más tarde pues requiere de espacios más amplios para respirar; aunque si hay algo más sólido e irresistible que un amigo, eso es un camino, sobre todo si no sabemos adonde conduce.

Alejado del modelo hollywoodiense, el Cine Independiente Americano, que algunos han etiquetado como un género más, tiene en Jarmusch a uno de sus más dignos y honestos representantes, bien arropado siempre por músicos, artistas, actores y profesionales de la farándula que también pensaron que en los Estados Unidos otro tipo de cine es posible.