Reconozco la labor de los actores, creíbles casi del todo; aunque no exageremos que tampoco llegan a ser de esos pocos que logran que la mente del espectador se meta de lleno en la trama aceptando totalmente como real la peli. El prota y su padre, cerebralmente lisiado, son el centro del argumento sobre el que giran los demás personajes con sus irresponsabilidades contrastando con la carga que se ha autoimpuesto Quim Gutiérrez.
Daniel, el dire, ha querido plasmar este drama lleno de tensiones, bien cargado de esa visión simplista del mundo de partir en escalas de más a menos cumplidores con las supuestas tareas vitales que cada cual debe asumir. Con ello ha conseguido ser fiel a su propia lógica interna y hacerse su propia conclusión a esa infantil argumentación (véase el final "feliz", el cual no es más que una nueva cadena al cuello para hacer una 2ª parte con nuevo lastre vital para los que anhelan ver el mundo como una constante tragedia, o como decía y bien titulaba en su obra Paul Watzlawick, un genial psicoterapeuta, "El arte de amargarse la vida")
Valoro las películas por las obras que producen en los humanos, por cómo contribuyen en las mentes de quienes las asumen. Y, como tal, concluyo que esta es una peli para masoquistas, por lo cual, por favor, no se amarguen más la vida con más dramones que no enseñan formas de superar los problemas.