Nunca está de más aclarar que, al ser esta película georgiana, el título en España lo han dejado en inglés. Si el título original hubiera sido el inglés “Beginning”, pues sí que lo hubieran traducido al castellano, pero no como “Inicio”, o “Comienzo”, eso hubiera sido demasiado fácil. No no, la traducción hubiera sido “Beginning. Una mujer harta” o “Beginning. Una mujer hasta el mismísimo” o algo así. Tampoco os puedo decir si el título original “Dasatskisi” significa “Beginning” en inglés. Google Translate no ofrece nada y según IMDb, “Dasatskisi” también es el título georgiano de “Inception” de Nolan, conque ahí ahí. De georgiano lo único que sé es que tiene uno de los alfabetos más bonitos del mundo, así redondito como el telugu y el birmano que también molan mucho. Siempre que dan en el cine alguna peli en estos idiomas, ahí que voy aunque sea solo para ver las letras. En este caso además tenía dos alicientes adicionales: haber ganado el Festival de San Sebastián y, más importante, un hecho como sabéis determinante para ir con grandes esperanzas a ver una película: no le gustó nada a Carlos Boyero, como que se fue a la mitad.

Lo de nuestro admirado Boyero empieza a ser preocupante, en este caso encuentra la peli inentendible y dormitiva. Pero de verdad, si ni siquiera es aburrida como esas pelis de nórdicos petrificados. Que en esta peli pasan cosas. Cosas además bastante ígneas y elementales en general. Cosas que se entienden. Y no os lo perdáis, no tiene uno, ni dos, sino tres de esos planos subjetivos desde el coche, tan estimulantes y que toda buena película tiene. Pero nada, el ínclito Boyero no pudo aguantar su alma y se fue a mitad de película. Y en serio, sin intención de burlarse, sino con preocupación digo ¿quizás tendrá algún tipo de sordera? Porque el sonido de esta película es magnífico y probablemente esencial. En fin, mucho ánimo, ya queda menos para la jubilación.

No entraré mucho en el argumento pero como hemos dicho al principio básicamente va de una mujer que está harta, y como casi siempre, mucho más harta de lo que se ve por fuera. Y la cosa empieza en una Iglesia comentando lo de Abraham e Isaac, pasaje bíblico que quizás sirva para algunas cosas, pero no entre ellas para que un hijo se sienta seguro yendo a pescar con su padre. Esto para establecer el tono de película poco optimista. A partir de ahí se suceden cuadros y escenas que consiguen transmitir emociones a través de imágenes. El buen cine. Y ojo al final final, para quedarse con el culo torcido. No os vayáis antes a la calle a respirar con Boyero.

Gustará a: Jeanne Dielman, naturalistas, Sorolla
No gustará a: Carlos Boyero, bomberos, testigos de Jehová