No puedes hacerme esto, Clint. Lo llevabas todo genial hasta que hiciste el final.
De esta película había oído lo típico, que era una americanada, que ensalzaba la invasión de Irak, etc. Pero mientras la veía, tuve que admitir que no era lo que me habían contado, y es que es muy importante saber diferenciar entre la posición moral de Chris Kyle (un tejano en el ejército, vamos, ¿qué esperabáis aparte de un patriota <i>americano</i>?) y la posición moral de Eastwood. Este hombre me es muy desconcertante, pues en un momento te destroza el patriotismo blanco estadounidense en <i>Gran Torino</i> y al siguiente te apoya a Trump. Pero creo que puedo asegurar que en ningún momento ensalza la guerra de Irak sino que te muestra las consecuencias que tuvo, para nada épicas, en un hombre. Y te lo demuestra sin ninguna clase de exposición, en un alarde de su consabida maestría con el lenguaje cinematográfico; pequeños detalles, como que Chris vuelva de Irak con una gorra que le ensombrece el rostro, aunque no la necesite porque está dentro de una casa o en un bar, o el hecho de que los títulos de crédito (después del montaje del que luego hablaré) no tengan banda sonora.
Creo que Clint, como estadounidense, ensalza a Chris como héroe que salvó a muchos soldados estadounidenses, pero no ensalza la guerra que ejerció ciertas transformaciones en él que le cambiaron la vida. Creo que esa fue la intención de Clint.
Por eso me sorprende el final. Las trompetas del ejército. Las banderas. Esa casi apología de los valores estadounidenses. Creía haber visto tanto esfuerzo en evitar todo eso para al final quedarme con esta impresión. No sé que pensar, no sé si me he equivocado totalmente y he visto cosas donde no las hay, no sé si a Eastwood se le ha pirado la olla o es mucho más listo que todos nosotros. No sé.