A ver, vamos por partes:
Un guión extremadamente predecible y que en incontables ocasiones no tiene ni pies ni cabeza (y, para ser una expedición tan cara, ninguno de los personajes tiene dos dedos de frente).
Como es de Ridley Scott, la comparación con 'Alien: El Octavo Pasajero' es inevitable. La gran virtud de Alien era su misterio, qué era ese bicho. Un terror ignoto. No sabíamos de donde venía, solo que era extremadamente peligroso y además eran muchos. La película transcurría entre pasillos oscuros y axfisiantes, sucios. Aquí todo es limpio, luminoso, y nunca hay una sensación de peligro real porque los personajes no ayudan en ese aspecto.
Al menos es entretenida.
*xenomorphs.