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Voto de Fuyuhoshi:
3
Drama Robert, un joven periodista que vive y trabaja en Londres, descubre la relación que unió, desde la niñez, a su padre con el sacerdote José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, fallecido en 1975. (FILMAFFINITY)
12 de abril de 2011
9 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me viene a la cabeza ahora mismo las películas de educación religiosa católica que me hacían ver en el colegio cuando era pequeño: retratos gloriosos de los personajes que debía adorar y sus obras, puestas como grandes éxitos o milagros. Ahora que se va mi (si así puede llamarse) nostalgia y vuelvo al presente, me siento muy decepcionado. Yo soy un espectador fiel, y sigo con religiosa devoción a los directores que respeto; por ello me ha sentado como un puñetazo en mis partes el ver que a Roland Joffé (quien hizo en su momento La Misión o Los Gritos del Silencio) le hayan contratado para hacer este cutre retrato del creador del Opus Dei: José María "todos te queremos" Escrivá. La película es básicamente el retrato hagiográfico de un devoto beato que sólo quiere hacer bien en una España que está más revuelta que un panal agitado, y de el cómo de bueno es cuando todo el mundo es tan malo y no tiene un hobby mejor que ir por ahí pegando curas. El retrato es penoso a varios niveles, y en su hórrido maniqueísmo encontramos su mayor pecado: los españoles de la Segunda República son todos unos cabezahuecas que quieren pegar a los curas, los republicanos son unos revolucionarios románticos que quieren pegar a los curas, y los nacionalistas, como hay que pintarlos mal y no pegan a los curas, pues son nazis. Olé. Pero ay fortuna, esta es la punta de un negro iceberg: Joffé se ve forzado a pintar a Escrivá como un santo y le muestra como un personaje puro y virginal, casi el rol masculino de la clásica princesa de cuento pero con un alzacuellos en vez de corpiño; los personajes secundarios son tan planos como las múltiples subtramas del filme, todas y cada una de ellas exentas de cualquier interés, y todo intento por tratar de hacer de la historia un relato moral sobre los errores del pasado gracias a un agradecido intento subtextual de contra una nueva historia se queda en un mal intento al verse eclipsado por el apestoso hedor que el conjunto exuda. El único personaje con matices, un supuesto amigo de la infancia de Escrivá, es un paria que sufre y hace sufrir para intentar que el público le odie, y el desencadentante de todo el evento, la historia del hijo del susodicho que trata de escribir un libro al respecto, es una trama de la que uno se olvida tan fácilmente como se levanta para salir corriendo y así poder fingir que no se ha invertido en ver esta obra tuestacerebros, este parto tan doloroso con supuestos tintes morales, este film concebido sólo para reafirmar la fe de los creyentes y espantar a los que no crean.
Si para esto existe el Cine paren el metraje, que me quiero salir.
Fuyuhoshi
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