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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
7
Fantástico. Ciencia ficción. Comedia Los empobrecidos residentes de un bloque de apartamentos amenazado de demolición por un grupo de especuladores del suelo consiguen la ayuda milagrosa que esperaban en forma de unos pequeños platillos volantes extraterrestres que necesitan la electricidad suministrada por los apartamentos para sobrevivir. En agradecimiento lucharán con ellos contra los especuladores. Una característica cinta con toda la marca del sello Amblin, productora de Spielberg. (FILMAFFINITY) [+]
22 de octubre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película entrañable firmada de forma directa por Steven Spielberg y su legendaria productora Amblin que trata temas muy pertinentes a la filmografía del cineasta de los años 80, cortada por un estilo puramente fantástico y grandes caras de Hollywood. Aunque se trate de una producción más o menos pequeña que, con los años, ha sido prácticamente olvidada, Nuestros maravillosos aliados está impregnada de la ternura de la productora californiana, convirtiéndola en una pieza indispensable del relicario de Spielberg que ha sobrevivido como una muestra arqueológica con el fin de entender su estilo y, por supuesto, dar una aventura familiar llena de buenas intenciones. Faye Riley (Jessica Tandy) y Frank Riley (Hume Cronyn) es una pareja de ancianos residentes, junto unos pocos vecinos, de un edificio en ruinas. Este emplazamiento es deseado por un magnate inmobiliario que quiere expropiar el inmueble con fines comerciales y egoístas, haciendo la vida imposible a la comunidad de vecinos. Pero una extraña llegada ayudará a la asociación vecinal a enfrentarse al desahucio y, también, a creer.

Dirigida por Matthew Robbins, imbuido en la Generación de los 70, Nuestros maravillosos aliados es un filme que, dentro de su carácter casi televisivo, rompió la taquilla como habitualmente hacía la mano de Spielberg que enseña y guía a su alumno Robbins. El director texano, desaparecido del panorama cinematográfico, consiguió a través de una dirección simple una preciosa película de ciencia-ficción familiar, herencia de E.T. el extraterrestre (1982) y, más conciso, de Cocoon (1985), en la que también podemos ver a Jessica Tandy y Hume Cronyn, tanto por los temas que trata como el tono meloso que emplea. Si bien Spielberg nunca se ha caracterizado por plasmar ideas sesudas en sus filmes (tampoco lo pretende) sí que consigue, gracias a la ligereza narrativa embutida de buenos sentimientos, tocar la fibra sensible del espectador con historias bonitas en las que, si excavamos la capa de tierra exterior, ornamentada de sensiblería, podemos encontrar el corazón que ha puesto en sus más eminentes obras como La lista de Schindler (1994), esa esperanza y, sobretodo, fe, en la bondad humana transmitida directamente de la religión judía que procesa. Esto, sumado a la ingenuidad de la que dota a sus protagonistas como Elliot (Henry Thomas) en E.T. el extraterrestre, Oskar (Liam Neeson) en La lista de Schindler o Faye en la que nos encontramos, siempre con un grado en mayor o menor medida de inocencia y sencillez, hace que nos emocionemos a través de sus ojos y esa reconciliación con la humanidad, esa esperanza de que los buenos sentimientos son capaces no solo de hacer retroceder a la malicia, sino de convertirla, como es el caso de Faye y Carlos (Michael Carmine). Spielberg y su equipo son grandes hacedores de mundos fantásticos, ambientados en la realidad y de toque bonito y fantasioso en los que los milagros provenientes de la fe están a la orden del día. Por ello, Nuestros maravillosos aliados, traducido más acertadamente en Sudamérica (Milagro en la calle 8) es un producto que invita a creer, a soñar y, sobretodo, a ver en compañía de tus seres queridos.

Dentro de los géneros anteriormente mencionados, la comedia también se introduce, de forma algo patosa, en el milagro spielbergiano. Pero esto, lejos de resultar tan fastidioso como se podría presuponer, agrega candidez al relato y, sobretodo, a la relación entre los personajes cuyo funcionamiento es similar al de la mente colmena, incapaces de transmitir el mensaje de forma individual, resaltando esos valores familiares que comparten la cooperación, empatía y solidaridad como elementos principales para su transmisión. Pero, dentro de todo, lo que Amblin Entertainment quiere tratar de forma concreta es la idea del sueño americano, evolucionada en el s. XX desde el pensamiento de James Truslow Adams, en la que los movimientos sociales de los años ochenta en los que se desarrolla la película ofrecen la ambientación y el contexto histórico idóneos para reforzar los ideales de prosperidad y plenitud humana que quieren los personajes de Faye y Frank, y sus peculiares vecinos, luchando por su cuenta por unos derechos coartados por la diferencia de estatus social entre los primeros y los ‘antagonistas’ de la película, engañadores y manipuladores pertenecientes a las altas esferas, conformados por el equipo del Sr. Lacey (Michael Greene).

La estética artesana se funde con esos preciosos efectos especiales y la realista fotografía neoyorquina de John McPherson que nos traslada a esos suburbios, ese empobrecimiento social de un humilde barrio obrero, acercándonos de una forma bonita al drama de los marginados que incluso a día de hoy, 33 años después, se puede observar en cualquier parte del mundo. El diseño de los extraterrestres se antoja gracioso y original, compenetrándose con las livianas construcciones de sus personajes (en las que Faye es la portadora de la mayor profundidad y del alma de la película) y siendo el hilo conductor para el desarrollo de estos y de la mente colmena emisora del mensaje. Las interpretaciones están correctas, donde el sobresaliente lo tiene Jessica Tandy dando una actuación sublime y llena de ternura que hace imposible no encariñarse con su personaje, personaje completo y complejo que experimenta inusuales cambios de registro perfectamente llevados por la actriz británica. Una mala elección ha sido el desaprovechamiento en el doblaje castellano de la imponente voz de Constantino Romero para el anodino personaje de Harry Noble (Frank McRae).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tiggy
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