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España España · Cáceres
Voto de Tiggy:
7
Western Jack McCandles (John Wayne) no ha visto a su esposa (Maureen O'Hara) desde hace 18 años, pero regresa a su hogar cuando su nieto es secuestrado por una banda de forajidos. Mientras que la ley persigue a los secuestradores en desvencijados automóviles, Jack cabalga con un explorador indio (Bruce Cabot) y lleva dinero, aunque pagar el rescate no entra en sus planes. (FILMAFFINITY)
2 de abril de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni con 64 años se le resisten a la leyenda de John Wayne las espuelas, los flamantes caballos y los viejos revólveres ofreciéndonos esta vez, de la mano de George Sherman, una muestra de wéstern crepuscular donde el Salvaje Oeste llega a su fin por la evolución de la industria, sustituyendo las monturas por vehículos a gasolina, las armas viejas por modelos nuevos tales como la Bergman-Bayard 1911, los polvorientos pueblos por medianas ciudades y la casi desaparición de cuatreros y demás personas de mala reputación características del período histórico. Enfrentando lo antiguo con lo moderno, Sherman pone la premisa del secuestro de un niño de una rica familia a manos de una banda de delincuentes muy peligrosos sobre la mesa, pidiendo un rescate por él a sus parientes que, sin saber de quién es nieto, emprendiendo una contienda entre el abuelo, una legendaria figura que todos daban por muerto, John McCandles (John Wayne), sus dos hijos, James y Michael McCandles (Patrick Wayne y Christopher Mitchum respectivamente), su amigo indio Sam Sharpnose (Bruce Cabot) y su fiel e incondicional perro, llamado Perro. A pesar de tener una premisa básica, el guión la permite disfrazarse con desparpajo mediante diálogos a simple vista triviales pero que dicen mucho tanto de la figura de John Wayne como del conflicto conservadurismo-progresismo que ya utilizaron otros directores sobre la misma época como John Ford o Sam Peckinpah (El hombre que mató a Liberty Valance de 1968 o Grupo salvaje de 1969), así como el carácter paterno-tutor que adquiere el personaje de Wayne y su personaje sobre sus subordinados, mostrando un aprendizaje tanto en pantalla como fuera de ella de los jóvenes actores y sus personajes (cabe decir que Christopher Mitchum es hijo del legendario actor Robert Mitchum, amigo y compañero del propio Wayne, protagonizando ambos El Dorado de Howard Hawks en 1966), tratando casi dejando un legado por la senectud que se cernía sobre el iowano, muy remarcado por la frase tan repetida a lo largo de la film hacia el personaje protagonista, formulada: '¿no estabas muerto?' extrapolándose también al actor por la poca actividad cinematográfica que tenía en aquella época. Lo que más remarco es, sin duda, la puesta en escena de todos y cada uno de sus personajes, rodada a la perfección tanto en protagonistas, secundarios y antagonistas, que a través de planos básicos y, en algunas, voz en off, muestra con muy pocas líneas de guión la personalidad de cada uno sin llegar a destrozar la construcción de estos, escudándose a su vez en una música muy bien compuesta por Elmer Bernstein y en una escenografía deliciosa. Las interpretaciones más sobresalientes son, obviamente, las de El Duque y un maravilloso Richard Boone dando vida al cabecilla de la cuadrilla de cuatreros: John Fain, ambos manteniendo muchísima fuerza escénica, equilibrada en los momentos que comparten secuencia, ofreciendo duelos bastante bien confeccionados desde a raíz de la psique manejada por ambos carácteres. Tanto el inicio como el desenlace son extremadamente buenos, donde el director hace un manejo exhaustivo de la cámara manteniendo el pulso de una manera excepcional, con un buen ritmo intrínseco en el nudo y dos partes muy bien diferenciadas, alargando el clímax de la película, manteniéndolo, que no es fácil, durante casi treinta minutos de metraje sin que decaiga en ningún momento. El mensaje no está del todo claro, y con algunos personajes no llegas a empatizar del todo por la apropiación escénica de John Wayne sobre ellos, aún así, es una película extraordinaria. John Wayne en sí debería ser un género cinematográfico. (7.5).
Tiggy
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