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España España · Madrid
Voto de Melmoth:
3
Drama Retrato de una familia norteafricana en el sur de Francia. Sillman, un padre de familia divorciado, es despedido de su trabajo en los muelles del puerto. Su futuro y el de su familia se presenta incierto, y su hijo le recomienda que vuelva al norte de África. Sin embargo, Sillman tiene una idea: abrir un restaurante en un viejo barco oxidado del puerto, aunque las autoridades no le pondrán las cosas fáciles. (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2009
10 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de emprender la crítica de esta película, me he tragado el orgullo y la vanidad (ayudado de un buen caldo de Escocia) y he leído a mis colegas de esta web. He comprobado, no sin admiración y envidia (como ven, lo tengo todo) que la película es respetada. Hablan de una buena dirección (yo me puse malo en varias escenas, especialmente cuando le da por enfocar en primer plano, casi moverse, en una habitación cerrada, a los personajes, dejándolos hablar sin diáologo ni guión ni concierto durante minutos que parecen horas), de una descripción real de la vida de un inmigrante y su numerosa familia (a mí me faltaban dedos para ir contando hijos, nueras, nietos, amigos y amantes, hijastras y un ruso que no sabía de dónde había salido), de belleza argelina en una Francia dividida (aunque no se dice nada sobre esto como sobre otros temas), de costumbres, de adapataciones al entorno gabacho, ya hostil desde hace siglos que os contemplan, en fin, que, según parace, dos horas y media de metraje, viendo desfilar a unos poco entrañables personajes, con existencias variopintas y absurdas, como las nuestras, con sus desencuentros, sus bajezas y sus intentos desesperados por salir de la miseria o del olvido, o de ambos (como nosotros) resulta que eso es cine y del bueno. Pues, qué quieren qué les diga... Seré honesto: la película es un terrible peñazo, es angustiosa y desesperante, no llega a literatura y se mete en imagen en movimiento (lento, como los vientos de mi tierra, que pasan y sde quedan sin verlos venir, y se van sin pedir permiso). No sé si era un homenaje documental, pero sí sé que no era/es CINE. Otra cosa será, seguro, pero, a mi en nada humilde entender, divertir y entretener son axiomas en el arte, cualquiera que éste sea y cómo se manifieste. Si no, apaga y vámonos. Por cierto, ni una gota de humor, ni un diálogo chispeante, nada del sarcasmo francés ("Bienvenidos al Norte", por no irnos de Francia y sus muchachos), nada de intriga (Luc Besson), algo de cierta enjundia intelectual (FranÇois Truffaut), otro poco de trilogías impenitentes e insufribles, pero vaya, llenas de colores (tres para ser exactos)... ¿Dónde quedaron películas como "Delicatessen", "La cena de los idiotas", "Conversaciones con mi jardinero" y la brillante "Los amantes de Pont-Neuf"? Y si menciono estas películas es porque me sorprende que este señor Kechiche no haya aprendido casi nada del 'savoir faire', por no hablar del 'laissez faire' a otros lo que no tú no llegas ni a saborear. El cus-cus, eso sí, muy rico en pantalla. Disculpen.
Melmoth
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