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Voto de qtefollen:
10
6,0
33.431
Serie de TV. Animación. Ciencia ficción. Fantástico. Infantil. Comedia
Serie de TV (1979-2005). 1787 episodios. Doraemon, un gato azul sin orejas, viene desde el siglo XXII, y en realidad es un gato-robot. Tiene un bolsillo mágico del que puede sacar los más sorprendentes artilugios. Aunque a veces sale mal parado por las travesuras de Nobita, su magia no tiene igual. Pero no está sólo, ya que le acompañan sus amigos. Juntos forman una divertida pandilla. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2008
18 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta serie es hiperfantabulosa. La he visto de siempre, cuando por aquel entonces canal nou anunció cuatro horas seguidas de animación los sábados por la mañana, yo ya me hacía las delicias pensando que buena parte se lo dedicarían a esta serie. Luego resultó que dos de esas cuatro horas se las dedicaban a películas enteras de animación rollo el señor de los anillos y otras mierdas. Un desengaño brutal fue lo que sentí intercalado entre series mierdas de toda la vida como la vieja de Spiderman, o Lucky Luck que por mucho que molara la sonata del 'soc un pobre i sol cowboy', la serie no enganchaba con nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Pero bueno, centrándonos en lo que es esta delicia imaginativa, a pesar de todo el alienamiento seductor que produce, yo recuerdo con desasosiego un perturbador capítulo que me heló la sangre. Resulta que al bueno de Nobita le mandaban leer un libro supuestamente sensible, con el que de manera fascinante todos los que lo leían quedaban subyugados a una melancolía y tristeza terribles. Pero él, desenfadado e inconsciente como siempre, lo leyó y quedó indiferente. Esta indiferencia sólo la referían al principio, como algo anecdótico con lo que empezar el capítulo que luego, al estilo simpsons pero más descaradamente, daba un giro bestia en el que a Nobita lo echaban de casa por no sé qué y se ve abocado a cantidad de penurias y catástrofes en su emancipación orgullosa e indolente. Al final, regresaba a casa gacho y desplomado con la humildad del hijo pródigo que ve como no es capaz de sustentarse. Y etonces, cuando parecía que el capítulo ya estaba zanjado y la moraleja se resumía a un simple 'haz caso de tus papis', en su cuarto, por la noche, se topa casi por casualidad con el olvidado libro, lo vuelve a leer y entonces, llora. Y llora desconsoladamente, se estremece. Se siente un derrotado, y esa empatía es lo que lo humaniza y le fabrica las, al fin y al cabo, desconocidas emociones. Una reflexión magistral que aún hoy cuando la recuerdo me escarnece. Ni el puto Bergman habría conseguido jamás transmitir semejante claridad sobre los fundamentos de la sique del modo tan contundente y espléndido como me lo hicieron llegar aquellos japoneses. Esta serie estará presente en mí siempre.
pd: 'capÍtulo'
pd: 'capÍtulo'