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Voto de KlingonCome:
5
Thriller Ethan (Miller) y Sean (Gilchrist) son dos jóvenes, compañeros de clase en su instituto, que deciden gastar una broma pesada a su vecino Harold Grainey (Caan), haciéndole creer que su casa está encantada. Así que cuando una tarde Grainey sale de casa, los dos chicos instalan un equipo para simular los ruidos y unas webcams para ver su reacción. Pero pronto se darán cuenta de que han elegido a la persona equivocada... (FILMAFFINITY)
23 de febrero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discreto thriller donde de nuevo nos advierten del peligro del ansia de relevancia a que nos llevan las nuevas tecnologías. Un par de jóvenes deciden poner en marcha un experimento que, básicamente, consiste en acosar sutilmente a un anciano, al que presentan como una persona deplorable, para volverle loco. Aunque parecen tener motivos, estos se revelan bastante espurios.

Hay algo que me sacó de la película desde los primeros compases, y es la facilidad con que dos chavales que acaban de terminar el instituto montan todo un dispositivo de vigilancia audiovisual en una casa que no es la suya, sin levantar la más mínima sospecha. Estamos acostumbrados a que en las pelis usamericanas la gente se cuele sin problemas en los hogares ajenos, pero esto ya se acerca demasiado a lo risible. Los dos chicos juegan con el estereotipo del malote con iniciativa y el responsable sin carácter que se deja llevar por el otro. Son cargantes, más allá de sus acciones, porque son clichés y, por eso, son aburridos. Lo que debería ser el principal gancho de la película es su mayor lastre.

Tenemos unos flashbacks que están penosamente implementados, no sabiendo distinguirse con frecuencia cuando saltamos del pasado al presente. Esto hace que al final nos tengan que contar todo de sopetón, lo cual queda como el orto. Pero claro, si no no hay quien entienda nada. Al final todo cuadra, pero expuesto así dio la impresión de guión redactado a trozos que luego fueron mal pegados. Tiene lecturas de calado social, como el abandono en brazos de la tecnología de los hijos por parte de los padres. Hoy día, tenerlos metidos en casa ya no es garantía de que no vayan a perpetrar o sufrir fechorías. Y el afán de popularidad, tan del siglo XXI, traducido en ese plano final que fue luego imitado en Mainstream (2020). Porque no hay límites morales para conseguir visibilidad y seguidores. Se deja ver pero no pasa de discreta.
KlingonCome
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