Repaso australiano a los reality shows y a la competición por la audiencia. Un programa que podríamos describir como la versión salvaje y terrorífica de "Inocente Inocente" toca techo y sus responsables deciden que hay que dar una vuelta de tuerca. Y para motivar al equipo no se ocurre otra cosa que irse a la deep web.

Como sátira de los realities funciona a medias, pero funciona, hablando sin tapujos de la carencia de escrúpulos y ética que ronda por esos estudios de televisión. Es una crítica de brocha gorda y poco sutil, lo que juega algo en su contra. Mezclar todo eso con la inmediatez de internet, la deep web y lo escabroso que por allí pulula encaja con un calzador bastante grande. El giro hacia el slasher es bastante pobre y hace que la cinta caiga en picado. Los malotes enmascarados son un poco guiñolescos y ridículos.

El protagonista masculino es el típico incapaz de coger una sola arma para defenderse aunque se la pongan en la mano. Y así le va. Al menos se reserva para sí las frases finales, que son casi lo mejor de toda la película. Porque la última escena en la furgoneta... ni frío ni calor. Suerte que solo dura una hora y veinte.