El mejor recuerdo que tengo de esta película es una estrofa de una vieja canción de Luis Eduardo Aute. Por lo demás, en mi opinión, Elia kazan fue siempre un director excesivamente valorado por la crítica (los motivos de esto lo ignoro, aunque me los barrunto), y esta es una de esas ocasiones en que esto se pone de manifiesto. “Al este del Edén” es un melodrama con tintes bíblicos –como ya avisa en el título– que recoge del Antiguo Testamento, el conocido pasaje de Caín y Abel. Pero esta cinta protagonizada por el malogrado James Dean nunca llegó a tocarme la fibra (la causa de tal la desconozco, quizá sea que, como dijo el sabio –cuyo nombre ahora no recuerdo pero ya buscaré en Wikipedia–, “el corazón tiene razones que la razón ignora”). Y aunque no le voy a negar calidad cinematográfica –sería injusto si así lo hiciera– para mi gusto se diluye en su propio relato, en su propio sentimentalismo, en su propia… agonía. Por otro lado, a su favor, encontré en ella, una, para mí, proverbial actuación de Jo Van Fleet en el papel de Madame de la casa a la que James Dean arrojaba piedras…

De todos modos, a pesar de mi gusto personal, no deja de ser una buena representante, además de buena película, del género del melodrama –género tan exitoso en la década de los cincuenta– y por lo tanto un largometraje que no se deberían perder los amantes, y sobre todo las amantes, de este ya tan reiteradamente nombrado género cinematográfico.