Los amantes del cine de superhéroes llevamos años sufriendo penosas adaptaciones, penosas interpretaciones, penosísimos guiones y aceptables (e incluso en ocasiones, magistrales) efectos especiales. Y estábamos hartos. Hartos hasta que llegó Christopher Nolan con su "Caballero oscuro" y decretó que el buen cine no está reñido con la temática, que los fans de los superhéroes no somos imbéciles y merecemos calidad como el que más y que la discriminación había terminado.

No estamos únicamente hablando del mejor Batman, del Joker perfecto, de un guión y un ritmo al fin dignificados. Tampoco estamos hablando tan solo de una de las mejores cintas del género, por que dada la calidad de sus predecesoras, ello no constituye un mérito demasiado reseñable. Estamos hablando de un PELICULÓN con todas las letras, que casualmente y para recgocijo de muchos, se encuadra dentro del subgénero de superhéroes.

La única crítica que quizá se le puede hacer, es la duración. Probablemente recortando algunos minutos, hubiera sido redonda.

En cualquier caso, no me queda más que quitarme el sombrero. Los Batmaníacos estamos de enhorabuena.