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Voto de Hache:
10
7,5
49.049
Drama
Martín Echenique (Federico Luppi) es un director de cine argentino que lleva más de veinte años viviendo en Madrid. Detesta su país y se niega a recrearse en la nostalgia. Su hijo, al que todos llaman Hache (Juan Diego Botto), tiene 19 años y vive en Buenos Aires con su madre. Ni estudia ni trabaja; callejea y toca su guitarra eléctrica. Después de cinco años sin verse, vuelven a encontrarse en Buenos Aires cuando Hache sufre una ... [+]
15 de agosto de 2008
25 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas veces se logra una cinta tan redonda, tan perfecta. Pocas veces a una se lo ponen tan en bandeja para meterse en la piel de los personajes. Pocas veces un film arranca tantas reflexiones, tantos pensamientos.
Los mejores diálogos que sueñes con encontrar están aquí. Las actuaciones de los protagonistas, muy por encima de cualquier Oscar.
Una ametralladora dialéctica que te agujerea a realidades sin compasión. Una OBRA DE ARTE y sin lugar a dudas, una de mis películas favoritas.
Los mejores diálogos que sueñes con encontrar están aquí. Las actuaciones de los protagonistas, muy por encima de cualquier Oscar.
Una ametralladora dialéctica que te agujerea a realidades sin compasión. Una OBRA DE ARTE y sin lugar a dudas, una de mis películas favoritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Las drogas son maravillosas porque te abren la mente, te hacen comprobar que la verdad no existe, que todo es relativo. La droga te da otra visión, otra dimensión, te hace ver que nada es lo que parece, que nada es. La única realidad es tu realidad y será lo que tú seas capaz de ver. Cuando te llegue el momento de probarlas no tengas miedo: eres un lúcido, eres inteligente, tienes el deber de hacerlo. Eso sí, no pierdas nunca el control. Mientras tú las controles no hay peligro, que no te controlen ellas a ti.
P.D. Señores, señoras...digan lo que digan algunos, mi deber es informarles de que definitivamente ésto NO es apología de la droga. Es simplemente, una verdad como un templo.
P.D. Señores, señoras...digan lo que digan algunos, mi deber es informarles de que definitivamente ésto NO es apología de la droga. Es simplemente, una verdad como un templo.