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Voto de D96:
8
27 de marzo de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozcámoslo, la película puede crear esa misma sensación de hartazgo y desconcierto que creaba "Todo a la vez en todas partes", pues posee ese mismo germen totalizador en el que la historia pretende configurarse como la historia del "ser", una síntesis narrativa de las tribulaciones de una vida y de todas las vidas, una metáfora de lo humano, de modo que incurre en la vastedad, en lo desproporcionado, en una versión visual del salmo bíblico más confuso. Algo así también pasaba en "Mother!", de Aronofsky.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Aun así, el viaje que Aster realiza a la mente desquiciada y trastornada de Beau presenta una coherencia impecable y su caos solo es aparente (visual y sonoro), pero no narrativo. No hay caos narrativo ni caos metafórico en la historia de Aster.
Todo lo que Beau vive con terror tiene su doblez o su correspondencia más adelante, de modo que entendemos que, más allá del atropello de las acciones en sí, el esquema responde a la ansiedad obsesiva de Beau, siendo un esquema de perfectas y medidas recurrencias.
Más o menos, todo lo que le pasa a Beau antes de llegar a la casa de su madre se confirma de una o de otra manera en esa casa, y Aster teje esas equivalencias con tino, con sutileza, y las hace divertidas, proponiendo una lectura única del miedo y la ansiedad.
Sin embargo, es cierto que su rareza general y su duración la penalizan, pues, aunque no haya en el fondo caos narrativo, el pulso que la historia le echa al espectador antes de que este comience a advertir dicho fondo puede que sea demasiado desafiante a veces.
Ahora bien, si uno se enfrenta y gana ese pulso (que a veces es necesario, no todo tiene que ser cómodo y lineal) recibe una película inteligente en su confusión y su provocación. En fin, no es perfecta ni es una obra maestra (porque aun así le faltan elementos para ello), pero sí es buena y posee cierto alcance reflexivo. No es una nadería: en su interior hay una más que interesante y respetable mímesis del miedo, la superstición, la ansiedad, la autoflagelación, etc.
Todo lo que Beau vive con terror tiene su doblez o su correspondencia más adelante, de modo que entendemos que, más allá del atropello de las acciones en sí, el esquema responde a la ansiedad obsesiva de Beau, siendo un esquema de perfectas y medidas recurrencias.
Más o menos, todo lo que le pasa a Beau antes de llegar a la casa de su madre se confirma de una o de otra manera en esa casa, y Aster teje esas equivalencias con tino, con sutileza, y las hace divertidas, proponiendo una lectura única del miedo y la ansiedad.
Sin embargo, es cierto que su rareza general y su duración la penalizan, pues, aunque no haya en el fondo caos narrativo, el pulso que la historia le echa al espectador antes de que este comience a advertir dicho fondo puede que sea demasiado desafiante a veces.
Ahora bien, si uno se enfrenta y gana ese pulso (que a veces es necesario, no todo tiene que ser cómodo y lineal) recibe una película inteligente en su confusión y su provocación. En fin, no es perfecta ni es una obra maestra (porque aun así le faltan elementos para ello), pero sí es buena y posee cierto alcance reflexivo. No es una nadería: en su interior hay una más que interesante y respetable mímesis del miedo, la superstición, la ansiedad, la autoflagelación, etc.